La zona euro vislumbra la luz muy al final del túnel
La intervención del BCE calma el mercado, pero continúa el riesgo de quiebra en Grecia e Italia y la amenaza de una tasa de paro galopante
Las aguas de la zona euro se han calmado en este comienzo de año bisiesto. Al menos en la superficie. Por debajo continúa el peligroso movimiento de unas inmensas placas tectónicas cargadas de deuda, paro y recesión. Y aunque la inyección de liquidez del Banco Central Europeo a finales de 2011 ha servido para lubricar el sistema financiero y reducir la fricción, el riesgo de un chasquido que resquebraje la Unión Monetaria seguirá latente al menos durante el presente trimestre.
Los Gobiernos europeos intentarán conjurar ese peligro durante otro frenético rosario de reuniones que arranca el próximo lunes con la primera cita del año de los ministros de Economía y Finanzas de la UE. Sobre la mesa, la delicada situación de países como Grecia e Italia y la enésima reforma del fondo de rescate de la zona euro.
A finales de mes, el día 30, le tocará el turno a los presidentes de Gobierno, que durante una reunión informal intentarán pactar el nuevo tratado del euro sobre disciplina presupuestaria y completarlo con una pirueta de estímulo al crecimiento sin aumento del gasto. La traca final llegará el 1 y 2 de marzo, con una cumbre europea en toda regla que, en teoría, debería zanjar dos años de indomable crisis de la deuda. Un objetivo que por el momento parece casi alcanzable, pero todavía lejano, a juzgar por la envergadura de los problemas que siguen abiertos, como muestra el siguiente repaso.
La cumbre europea que tendrá lugar el 1 y 2 de marzo intentará zanjar dos años de crisis de deuda soberana
Deuda. Los Gobiernos tecnócratas de Atenas y Roma se la juegan
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, está decidido a que Grecia no le amargue la cumbre informal del próximo 30 de enero, que se pretende dedicar casi en exclusiva al problema del paro y de la falta de crecimiento. "Pero ya sabemos que, a veces, la realidad se impone incluso en Bruselas", ironiza una fuente diplomática.
Todo dependerá de las negociaciones en marcha entre el Gobierno griego de Lucas Papademos y sus acreedores privados, a los que se quiere arrancar una quita o condonación equivalente a casi el 70% de la deuda. El viernes por la noche continuaban los contactos y el acuerdo parecía al alcance de la mano. Si no se lograra el trato o si parte de los acreedores se desmarcasen, Grecia podría quedar a un paso de la bancarrota, el ejecutivo de Papademos (un tecnócrata no electo que sustituyó al socialista Yorgos Papandreu) difícilmente sobreviviría y el riesgo de contagio de la crisis de la deuda volvería a acentuarse. "Nos preocupa lo que ocurra en Atenas", reconocen en el Consejo de la UE, "porque Grecia es un caso aislado, pero si cae los mercados pondrán en duda ese aislamiento".
Otro Gobierno tecnócrata, el del italiano Mario Monti, también pende del frágil hilo de una prima de riesgo que no baja de los 400 puntos básicos. El sustituto de Silvio Berlusconi lleva semanas pidiendo ayuda a Berlín, para que afloje el dogal y disponer así de margen para rematar las reformas emprendidas en pensiones y de liberalización de ciertos sectores.
Tratado. La disciplina presupuestaria agrava la escisión de la UE
Los ministros de Economía de la UE (salvo el del Reino Unido, que solo participa como observador) intentarán limar el lunes las principales diferencias técnicas sobre el nuevo tratado del euro. El texto exigirá que los países firmantes se comprometan a incorporar a su normativa, con rango constitucional o similar, la llamada regla de oro que prohíba a todas las Administraciones un déficit estructural anual superior al 0,5% del PIB. Las últimas discrepancias se esperan resolver en la cumbre del día 30. Los puntos conflictivos, según fuentes de la negociación, giran en torno al papel del Tribunal de Justicia Europea en la supervisión del tratado; el número de países que deben ratificarlo para que entre en vigor (12 según el último borrador), y la posibilidad de impedir el acceso al fondo de rescate a los países que no ratifiquen el texto. No se descarta, sin embargo, que en la recta final de la negociación surjan enfrentamientos políticos mayores y que algún país del Este (la República checa) o, incluso, de la zona euro (Finlandia o Eslovaquia) se descuelguen de un Tratado que también disgusta al Parlamento Europeo (por hacerse al margen del marco comunitario) y al Banco Central Europeo (por demasiado blando).
Rescates. Los fondos penden de la ayuda internacional
En paralelo al tratado del euro se negocia el Tratado que establecerá el fondo de rescate permanente o Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Su entrada en vigor, prevista para junio de 2013, se pretende adelantar en casi 12 meses, para reemplazar cuanto antes al precario fondo temporal (Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, cuyo rating acaba de ser rebajado por S&P). De todos modos, el nuevo fondo mantiene un techo de intervención de 500.000 millones, cantidad que parece insuficiente. La cumbre europea de marzo revisará ese techo. Pero a falta de acuerdo para elevarlo (Berlín se opone), la zona euro espera contar con la ayuda del FMI, que intentará elevar su capacidad de actuación en medio billón de euros. "Cuanto más dinero haya mejor", señala una fuente del Consejo, "porque se trata de disponer de un instrumento disuasorio".
Recesión. Berlín no pone dinero fresco para el crecimiento
Ninguno de los dos Tratados, ni el de la disciplina fiscal ni el del fondo de rescate, resolverán el problema más grave y socialmente doloroso que afronta la zona euro: la perspectiva de una nueva recesión, que podría haber empezado en el último trimestre de 2011 y que para algunos países, como España, podría prolongarse hasta 2014, según las previsiones internacionales. "Necesitamos medidas concretas para recuperar el crecimiento y tienen que salir de la cumbre del día 30", reclama en Bruselas un diplomático meridional. Hasta ahora, sin embargo, la canciller alemana Angela Merkel se ha limitado a proponer, en un documento conjunto con Francia, la reorientación de los actuales fondos europeos para fomentar la competitividad y el diseño de planes de inversión para agotar al 100% los recursos de la UE presupuestados hasta finales de 2013.
Empleo. La temible cota de 25 millones de parados
Las medidas de austeridad adoptadas por los Gobiernos europeos no han logrado recuperar plenamente la confianza de los inversores, pero siguen acentuando la caída del consumo y el crecimiento del desempleo. La tasa de paro en la zona euro (10,3%) se encuentra en niveles récord desde el nacimiento de la moneda única y más de 16 millones de personas se encuentran sin empleo, según los últimos datos publicados por Eurostat.
El drama se repite en el conjunto de la Unión Europea, donde en tres años de crisis se ha pasado de 16 millones de desempleados a casi 24 millones. La escalada del paro continúa batiendo marcas mes a mes y podría obligar al Consejo Europeo a relajar los objetivos de consolidación presupuestaria marcados para este año y el próximo. "Los puestos de trabajo no se crean en una cumbre europea, pero sería bueno que se dejase claro que no todo puede ser disciplina presupuestaria".
El excesivo rigor parece haber agravado la situación de los países que reciben ayuda internacional (Grecia, Irlanda, Portugal) y podría deteriorar la situación de aquellos que, como Italia o España, intentan esquivar los rescates.
Nuevas posiciones
La falta de resultados tangibles de la política de austeridad está variando el equilibrio de fuerzas en la UE. La doctrina de la austeridad impuesta por Berlín pierde aliados cumbre tras cumbre y en la del 30 de enero Alemania parece condenada a ceder terreno.Merkel. La canciller alemana sufre una presión creciente para que acepte políticas de estímulo. Ha suscrito con el presidente francés un documento que apunta tímidamente en esa dirección.Monti. El primer ministro italiano llega dispuesto a enfrentarse a Merkel para impulsar el crecimiento y evitar un estallido social y una oleada de euroescepticismo. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, lo intentó y fracasó.Cameron. El primer ministro británico intenta recuperar la concordia con la UE tras la espantada de la última cumbre y su negativa a participar en el nuevo tratado sobre disciplina presupuestaria.