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Balance 2011. Oferta de productos de ahorro

Pulso cerrado entre los depósitos y la deuda pública

El Tesoro rivaliza con la banca. Las emisiones soberanas han disparado su rentabilidad. Las entidades contraatacan con pagarés, depósitos de alta remuneración y servicios añadidos

La banca y al Estado mantienen un pulso cerrado por captar ahorros a causa de la crisis de liquidez. El cerrojazo del mercado mayorista obliga a ambos a rebuscar dinero entre los particulares. Uno y otro han lanzado sucesivas emisiones, a cada paso más generosas, con el fin de seducir el bolsillo del pequeño ahorrador.

En el pasado, las emisiones de la banca y el Estado rara vez rivalizaban entre sí. Los inversores sabían que en uno encontrarían la estabilidad y en la otra, el sex appeal. O dicho de forma algo más prosaica, una mejor retribución. Pero las dudas despertadas en torno a la solvencia de las emisiones soberanas han trastocado ese reparto de roles.

El año que ahora acaba ha sido particularmente turbulento en los mercados mayoristas. La prima de riesgo de España no ha dado cuartel. De hecho, el pasado 22 de noviembre alcanzó su peor dato desde el ingreso en el euro, en los 469 puntos básicos.

El pagaré ha superado al depósito bancario en rentabilidad

Para la banca el panorama no ha sido más agradable. Ninguna entidad nacional ha logrado emitir deuda en el mercado interbancario desde el verano a precios razonables y solo las más grandes han conseguido atraer de forma puntual el interés de los inversores.

Solo las últimas semanas del año han dado cierto respiro. Los líderes políticos europeos sellaron en la cumbre del pasado 9 de diciembre un compromiso con la disciplina fiscal con el que apostar por la supervivencia del euro. Pero ha sido sobre todo la inyección de liquidez a tres años del BCE del 21 de diciembre, la mayor realizada por la institución y a un plazo sin precedentes, lo que ha permitido a la banca relajarse temporalmente ante sus vencimientos de deuda, ahora cubiertos por la avalancha de liquidez. Desde entonces, la prima de riesgo española ha descendido al entorno de los 330 puntos básicos y las subastas de letras del pasado 23 de diciembre se han efectuado a la mitad del precio pagado en noviembre.

Pero todos estos apoyos no pasan de ser soluciones a medio hacer y quedan lejos de representar una salida definitiva a la crisis. Los analistas de Deutsche Bank sintetizan así los recientes acuerdos de Bruselas: "Se trata de un marco todavía frágil y muchas cosas podrían hacerlo descarrilar, pero a pesar de todo representa un progreso".

En el sector financiero son conscientes de esta situación y de que deberán seguir apelando a su base de clientes. Así lo expresa un ejecutivo de una caja. "Los bancos preferimos que nos den dinero a largo plazo en lugar que ir discutiendo con el bonista cada cuatro meses la renovación de una emisión. Aun así, la venta de pagarés a través de la red de sucursales está para quedarse".

De hecho, el año ha estado marcado por la búsqueda constante de financiación entre los clientes, con la reciente competencia surgida desde el Tesoro. Durante el pasado noviembre y la primera quincena de diciembre, el Tesoro lanzó emisiones que competían en toda regla con los productos bancarios. Las letras rentaban un 5,11% a tres meses, un 5,23% a medio año y un 4,05% a un año. Y los bonos ofrecían un 4,27% a 24 meses y el 5,18% a tres años.

En el carril de al lado, los depósitos bancarios trataban de mantener el paso. Una docena larga de entidades disponen de imposiciones a un año que otorgan un 4% TAE o más. Exigen una inversión mínima que suele oscilar entre los 3.000 y los 10.000 euros.

Como toda carrera armamentística, el pulso por la captación de pasivo ha llevado a una situación calificable de destrucción mutua asegurada. Si los bancos no se pueden refinanciar, las arcas públicas sucumbirán ante la necesidad de rescatar al sistema financiero. Y a la inversa. Si el Estado deja de atender el servicio de la deuda, la banca se desplomaría por su elevada exposición.

Carrera hacia el abismo

Con el fin de evitar que las entidades emprendieran una carrera hacia el abismo, el pasado verano el Banco de España endureció las aportaciones que debían realizar al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) por sus imposiciones de alta remuneración. En los meses posteriores, bancos y cajas han sorteado ese obstáculo con la distribución de deuda a través de su red de sucursales. Las entidades han registrado en la CNMV programas para emitir pagarés por 45.500 millones. Su rentabilidad oscila entre 3,75% y el 4,5%, con un horizonte de inversión de 12 a 18 meses. Al contrario que los depósitos -que cuentan con un respaldo del sistema de hasta 100.000 euros por titular-, estos títulos no disponen de más garantía que la propia solvencia del emisor.

Pero en este pulso por captar dinero no todo es blanco o negro. También hay matices. Varios ejecutivos de banca se aprestan a subrayarlos. "Los ahorradores conocen la situación y nos exigen a los bancos una mejor rentabilidad. Pero también es cierto que las entidades podemos ofrecer plazos diferentes, productos estructurados o sin coste de reembolso. Por eso, la competencia de la deuda pública tiene ciertos límites", explica un directivo de una caja mediana. Asimismo, los bancos aprovechan para efectuar la venta cruzada de otros servicios y productos como domiciliaciones, tarjetas, seguros o planes de pensiones.

Los expertos aclaran que el inversor que adquiere letras o bonos suele disponer de mayores cantidades de dinero y moverse por criterios más sofisticados que aquel que suscribe una imposición a plazo fijo, cuya filosofía de inversión va ligada a la confianza que le genera su banco.

Un ejecutivo de otra caja reconoce que "las letras al 5% han llevado a los clientes a preguntar por qué rentan más que los depósitos, pero afortunadamente ya han bajado de precio. Si hubiesen permanecido a un nivel tan elevado, los bancos no lograrían financiación". Luego añade que, "en todo caso, las letras se colocan durante una semana o diez días. Las subastas no son masivas ni perduran en el tiempo".

¿Y cuál será el mix de financiación para 2012? Desde una de las grandes entidades resumen que habrá un poco de todo. "Las opciones están ahí: pagarés, deuda subordinada, imposiciones... Siempre se hace un mix. En función de las condiciones de mercado se apuesta por unas cosas u otras. En todo caso, los depósitos no desaparecerán".

El BCE saca la regadera para aliviar a los bancos

Mario Draghi, presidente del BCE, se empleó a fondo la semana pasada. El organismo de Fráncfort prestó 489.200 millones de euros a 523 bancos. La cantidad fue relevante. Pero más lo fue que el banco central amplió el plazo de sus operaciones de refinanciación de uno a tres años y extendió la gama de activos que aceptaba como colaterales.Analistas de Barclays Capital afirman que, en buena medida, la inyección fue aprovechada por las entidades para extender la maduración de su deuda. El llamado roll over afectó a 296.000 millones. Consecuentemente, el incremento neto de financiación fue de 193.000 millones.¿Pero llega ese dinero a la economía real? ¿Compran deuda estatal los bancos para aliviar la prima de riesgo soberana? "No" a la primera cuestión y "tampoco" a la segunda. Por lo pronto, las entidades han dejado en depósito esta semana la cantidad récord de 452.000 millones.Ese movimiento revela cómo los bancos europeos todavía no se fían unos de otros. Sobre todo porque piden prestado al 1% y reciben como remuneración un 0,25%. La operación les supone, pues, un coste de 75 puntos básicos.¿Y qué se puede esperar de 2012? En Deutsche Bank predicen que la primera mitad del año será volátil por las elecciones generales en Francia y por la necesidad de Italia de refinanciar su elevada deuda. Afronta vencimientos en el año de 202.000 millones de euros, 53.000 millones en el primer trimestre.

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