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Columna
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El temor del vigilante

El plan A es todo, podría resumir la declaración del ministro de Finanzas de Reino Unido de otoño. El crecimiento, los déficits del Gobierno y la deuda serán peores de lo previsto, pero George Osborne tiene demasiado miedo para modificar las medidas de austeridad. No es probable que los británicos le den las gracias. Osborne insiste en que el Gobierno no prevé que se produzca una recesión, pero la diferencia es semántica. En marzo, la Oficina para la Responsabilidad Fiscal (OBR), organismo independiente, preveía un crecimiento del 2,5% en 2012, un punto porcentual procedente del comercio. Pero la mitad de las exportaciones se dirigen a la eurozona y la OBR ve ahora solo un 0,7% de crecimiento.

Las acciones para reducir el déficit van en el buen camino este año, pero no para los próximos cinco. El equilibrio presupuestario se ha retrasado dos años, de 2016 a 2017. El endeudamiento público acumulado se eleva por encima de los 111.000 millones de libras. Las bajísimas tasas de interés sobre la deuda pública dan a Osborne un poco de margen para compensar con estímulos, pero ha preferido no hacer uso de ellos. En su lugar, busca convertirse en un oferente de facilidad de crédito, en vez de un complemento al Banco de Inglaterra. El Plan Nacional de Garantía de Préstamos puede dar algo más de crédito barato a las pequeñas empresas, pero no tendrá gran impacto en el crecimiento a corto plazo. Tratar de obtener 20.000 millones del fondo de pensiones de proyectos de infraestructuras es otra idea, pero aunque se pudiera construir ese canal financiero, no es probable que fluya pronto el dinero. La inversión en infraestructuras es más probable que genere empleo y crecimiento y Osborne ha perfilado muchos proyectos -pero comprometido solo 5.000 millones en tres años-.

Reino Unido tiene políticas flexibles, su propia moneda y los rendimientos de sus bonos por debajo del 2,5%. El Banco de Inglaterra está impulsando a la baja los rendimientos. Pero el Gobierno actúa como si los rendimientos fueran a dirigirse en cualquier momento hacia el 6% o el 7% de los miembros del sur del euro. La triple A del país es todo.

Por Ian Campbell

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