El potencial destructor griego
Es tentador descartar a Grecia como espectáculo dados los problemas de Italia y España para evitar ser absorbidos por el vórtice. Pero la última confrontación en Atenas tiene un potencial explosivo. El líder de Nueva Democracia, el segundo mayor partido de coalición, señala que sería humillante firmar una declaración de apoyo al reciente plan de rescate como exige la Comisión Europea. Si ninguna de las partes se echa atrás, Atenas encabezará una suspensión de pagos desordenada que el resto de Europa no está preparada para contener.
Antonis Samaras, jefe de Nueva Democracia, sostiene que más austeridad solo hundirá más a Grecia en la depresión. De hecho, la economía griega en el tercer trimestre fue un 5,2% menor en relación con el año previo. Pero hay escasas oportunidades de que los acreedores oficiales de Atenas acuerden una receta diferente hasta que el nuevo Gobierno comience a efectuar los cambios estructurales prometidos. Otros países de la eurozona están hartos. Alemania y Francia han planteado la posibilidad de que Atenas deje la moneda única.
Grecia necesita desesperadamente el próximo tramo de 8.000 millones de euros del rescate para pagar los 6.800 millones de bonos que vencen en la segunda mitad de diciembre. Se podría ganar más tiempo, pero sin la eurozona y el FMI, el país entrará en quiebra a principios de enero. Al utilizar el término "humillación", Samaras ha incrementado las apuestas. Ahora es más difícil para él dar marcha atrás sin ser realmente humillados. Los acreedores de Grecia están más recelosos sobre el grado de compromiso de Samaras con el plan de rescate e incluso más ansiosos por asegurar su firma. Por otra parte, con la rentabilidad de los bonos italianos a diez años de vuelta al 7%, la eurozona no está preparada para gestionar una explosión griega. No es fácil ver cómo será la solución.
Por Hugo Dixon