Cuestiones pendientes tras el pacto por el euro
¿Cómo funcionará el fondo de rescate?
El comunicado de es particularmente ambiguo al hablar del fondo, y la cifra del billón de euros son declaraciones de políticos, no hay nada firmado. El comunicado solo cita las dos propuestas que estaban sobre la mesa: la aportación de garantías a los países con problemas que emitan deuda y la puesta en marcha de un vehículo de inversión que capte dinero de otros países, del FMI o de inversores privados para comprar deuda en el mercado primario y secundario. La combinación de ambos sistemas es la opción más verosímil.
¿Qué tamaño tendrá el fondo de rescate?
El tamaño no está definido por dos motivos: el dinero que se aporte para apoyar el canje de deuda griega no está cerrado (aunque se calcula en 30.000 millones) y la participación de terceros en el vehículo de inversión tampoco se conoce (probablemente se acuerde algún tipo de inyección de dinero en el G20 de la próxima semana).
Hay otra incógnita que cita Credit Suisse. Si España e Italia no ofrecen garantías (no tendría sentido asegurarse a sí mismos), el banco calcula que el fondo tiene disponibles 200.000 millones. Si con eso se asegura el 20% de las pérdidas de un posible impago de España o Italia, eso cubre un billón de euros. Y el fondo tiene también que aportar respaldo al vehículo de inversión donde se invita a China y otros países y, quizá, tener dinero disponible para inyectarlo en bancos. Así, según Credit Suisse, no hay dinero para asegurar todas las emisiones de la Europa periférica hasta 2013 (ellos calculan 1,2 billones). Schroders, por su parte, cree que sí es suficiente el billón de euros. En cualquier caso, será crucial la participación exterior y el diseño final del fondo.
¿Qué pasará hasta que se ponga en marcha el fondo?
Cuando el vehículo de inversión esté operativo y pueda comprar deuda en el mercado secundario, podrá hacer el papel que hoy asume el BCE apoyando la deuda española e italiana. Mientras tanto, el banco tendrá que seguir sosteniendo los precios de estos activos si los ataques del mercado persisten.
¿Está resuelto el caso de la deuda griega?
No mucho. Se ha llegado a un compromiso con el IIF, asociación internacional de bancos, para modificar las condiciones del canje planteado en julio, pero no hay detalles. Según la prensa griega, se ofrecerá a los bancos cambiar la deuda por bonos a 30 años con un nominal del 35%, un cupón del 6% anual y un pago en efectivo del 15%. Eso supondría reducir la deuda pública griega en manos de la banca de 205.000 millones a la mitad.
¿Será obligatorio este canje?
Es, teóricamente, voluntario. Pero convencer a los tenedores de bonos griegos de que lo acepten será complicado (ya lo fue en julio, y la quita era solo del 21%). De hecho, para que la aceptación sea elevada, serán necesarias medidas coercitivas que pueden hacer que el canje no sea percibido como voluntario y se activen los contratos de CDS o seguros de impago, lo que puede despertar temores a nuevos episodios de inestabilidad bancaria.
¿Cómo afecta el canje griego al resto de puntos del acuerdo?
Es clave. De cómo se ejecute el canje de la deuda griega dependen las necesidades de capital de la banca. Sobre todo de la griega. Y lo mismo sucede con el fondo de estabilidad; según cómo se resuelva en canje y qué garantías se aporten habrá más o menos dinero para el cortafuegos europeo. Es un juego de equilibrios: cuanta más quita acepte la banca, más hay que recapitalizarla, pero menos dinero hay que destinar a Grecia. Pero si la banca acepta demasiada quita, se pueden activar los CDS que pueden generar nuevos agujeros de capital.
¿Será sostenible Grecia después del canje?
No se sabe. Pero se retrasa un eventual impago incontrolado de la deuda. Al menos, Grecia tendrá liquidez. Con el déficit estructural y el bajo crecimiento de Grecia, una deuda pública del 120%, como se espera alcanzar, no es ninguna garantía. Según Schroders, este nivel se ha alcanzado para que el nivel de deuda pública italiana, del 120%, parezca menos peligroso.
¿Es suficiente la recapitalización bancaria?
Aquí es donde ha habido menos sorpresas. La contabilización de los bonos obligatoriamente convertibles beneficia a los bancos españoles, pero el no computar las provisiones genéricas (que son capaces de absorber pérdidas) les perjudica. La mayor parte de los analistas considera razonable aplicar a la deuda pública los descuentos que se cotizan en el mercado, descuentos que han generado 70.000 de los 100.000 millones de déficit de capital (el resto obedece al umbral del 9%). Pero la respuesta a si el ratio de capital del 9% es suficiente está, no obstante, en manos del mercado.
¿Habrá más mecanismos de apoyo a la banca?
El texto contempla programas de apoyo a través de la garantía para emisiones de deuda de la banca, de modo que tengan acceso al mercado. Pero no hay ningún detalle más allá de que estos programas deberán ser coordinados y de una referencia a la necesidad de que participen el BCE, la Comisión Europa, la EBA y el Banco Europeo de Inversiones. Mientras, el BCE mantendrá su programa de préstamo ilimitado a la banca, para evitar un credit crunch.