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Tribuna
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Es hora de tener una visión de conjunto

Repasando los seis primeros meses de 2011, hemos vivido entre otras cosas la primavera árabe, el drama continuo de la zona del euro, la tragedia de Japón y la ralentización de la economía mundial, y hemos visto también cómo China adelantaba a Japón para convertirse en la segunda economía del planeta. Estos son tiempos impredecibles y mi experiencia de 30 años en los mercados financieros me dice que cuando hay incertidumbre, la gente se teme lo peor.

Para mí, la incertidumbre sobre la dirección de los mercados significa que tenemos que centrar nuestra atención en las áreas donde todavía existe potencial a la vista de las tendencias macro por las que apostamos. La idea de los mercados de crecimiento sigue siendo clave en mi visión a corto y largo plazo. Resulta interesante volver sobre los criterios de Maastricht y ver qué países del euro los cumplen actualmente y compararlos con los mercados de crecimiento del mundo. Dentro de la zona del euro, solo un país cumple con Maastricht, Finlandia, mientras que los BRIC y los otros cuatro países de crecimiento (México, Indonesia, Corea y Turquía) satisfacen todos los criterios originales. ¿Cuánto tiempo tardarán los inversores en aceptar que los mercados de crecimiento son en realidad más prudentes presupuestariamente y están en mejor situación financiera que el mundo occidental? Adoptemos una perspectiva de conjunto.

Los BRIC ya están entre las 10 mayores economías del mundo y podrían ser cuatro de las 5 mayores economías en 2050. Junto con los otros cuatro mercados de crecimiento, aportan el 60% del PIB mundial. Desde esta perspectiva, parece una locura que tantas personas en el mundo occidental se obsesionen con Grecia. Solo este año, China generará un PIB más del triple que el de Grecia y el crecimiento de sus importaciones probablemente sea tan grande como toda la economía griega.

En cuanto a la pérdida de fuerza en la economía mundial, los factores principales son la reciente subida del precio de las materias primas y la perturbación de la cadena de suministro tras el terremoto de Japón. Han aparecido algunas señales de que el impacto negativo de estos acontecimientos se está disipando. No obstante, cabe hacerse una pregunta aún más importante, a saber, si se puede mantener una recuperación fuerte cuando hayan desaparecido estos factores, especialmente a la vista del rigor presupuestario del mundo en crecimiento y emergente.

Mirando al segundo semestre del año, la inflación china me parece el problema más importante. Este año, el crecimiento chino se ha moderado y la política del gobierno se centra explícitamente en la calidad del crecimiento y no en la cantidad. Y lo que es más importante: durante su reciente visita a Europa, el primer ministro Wen hizo declaraciones optimistas sobre la inflación. Más allá de los beneficios cíclicos de controlar la inflación, la moderación de China podría aliviar los mercados de materias primas -a corto y largo plazo- y mejorar las perspectivas de la renta variable.

En el llamado mundo desarrollado, EE UU ha sido víctima de continuas incertidumbres sobre el estado del mercado laboral, la vivienda y el presupuesto del Estado. Las condiciones financieras probablemente sigan siendo muy expansivas en EE UU y, como resultado de ello, cabe esperar más presiones inflacionistas. El desafío estructural clave es el consumo interno. Esto significa que el consumidor estadounidense no puede sostener el crecimiento (interno o mundial) en la medida en que ha venido haciéndolo hasta ahora. Sin embargo, aunque el consumo interno ha perdido importancia en EE UU, se ha producido un rápido incremento en el peso de los mercados de crecimiento dentro de las exportaciones. Si se mantiene este incremento, no es descabellado pensar que la mejora del saldo por cuenta corriente de EE UU podría compensar en parte el descenso del consumo interno.

A la vista de los retos a medio plazo a los que se enfrenta EE UU, la importancia de los mercados de crecimiento para la economía mundial nunca había sido tan grande. Volviendo a la panorámica de conjunto: el desafío para todos nosotros es dejar atrás el sesgo hacia nuestros mercados nacionales e intentar ver el mundo como lo que es: un lugar en el que los mercados de crecimiento sostienen todas las grandes oportunidades y tendencias de inversión. Entender y responder ante este nuevo mundo es una tarea que va más allá del segundo semestre de 2011.

Jim O'Neill. Presidente de Goldman Sachs Asset Management

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