El BCE aún confía en reconducir la deuda griega si Atenas cumple el ajuste fiscal
El Banco Central Europeo (BCE) confía aún en que Grecia reconduzca su deuda hacia niveles sostenibles. Más allá de los vaivenes del mercado, la organización presidida por Jean-Claude Trichet asegura que si "las autoridades griegas" cumplen la medidas de política fiscal y las privatizaciones previstas lograrán rebajar del 161% del PIB al 127% su nivel de deuda pública durante esta década.
Un aficionado al fútbol sabe que las cosas en su equipo van mal cuando los jugadores recurren al tópico de que aún dependen de ellos mismos para lograr el campeonato o evitar el descenso. En el caso de Grecia, el BCE lanza el mismo mensaje, señal inequívoca de que la situación es grave: "La dinámica de la deuda depende, en gran medida, de factores que el Gobierno griego puede controlar. La ratio de deuda con respecto al PIB puede reencauzarse por una senda descendente", señala el regulador europeo.
Es decir, la desconfianza de los mercados y de las agencias de rating, el incremento de la prima de riesgo o el aumento de tipos oficiales no deben impedir que el Ejecutivo griego cumpla su senda de reducción del déficit y de la deuda pública. Al menos, eso es lo que cree el BCE, que insta al Gobierno de Yorgos Papandreu a poner "en práctica íntegramente todas las medidas de política fiscal" a las que se ha comprometido. Para Jean-Claude Trichet, resulta vital que Grecia logre un superávit en su saldo presupuestario primario -que es el resultado de restar el pago de intereses al saldo fiscal total- del entorno del 6,5% del PIB en los próximos años. Si el Ejecutivo heleno controla esa variable, el BCE prevé que la deuda alcance una máximo del 161% del PIB en 2012 y reduzca ese nivel hasta el 127% en 2020. Grecia requiere una considerable disciplina fiscal. Otros países de la UE lograron, en el pasado, mantener superávits primarios de magnitud similar durante varios años", apunta el regulador.
Test de estrés a las privatizaciones
El escenario que dibuja el BCE solo se cumplirá si Grecia logra 50.000 millones con su plan de privatizaciones. Si ingresara la mitad de lo previsto, 25.000 millones, el BCE estima que la deuda pública se acercará en 2020 al 140% del PIB. "En cualquier caso, si Grecia no cumple las previsiones su situación se volverá insostenible y su nivel de deuda en lugar de descender aumentará hasta alcanzar niveles próximos al 200% del PIB en 2020. Con este escenario, ningún plan de rescate sería suficiente. Precisamente por ello, el BCE hace tanto hincapié en la "disciplina fiscal" y alienta a que el Ejecutivo griego cumpla a rajatabla el plan de privatizaciones. "Un gobierno con un determinado saldo de deuda viva tiene que obtener superávits primarios en el futuro, y estos han de ser suficientemente elevados para hacer frente a las obligaciones de pago actuales y futuras de su deuda", alecciona la institución europea.
El hecho de que el BCE aún confíe en la posibilidad de que Grecia salga del atolladero a partir de reformas estructurales permite entender su rechazo a cualquier reestructuración de la deuda griega que suponga de facto dejar de pagar parte de la deudas. "Si un país no cumple con sus pagos, ya no podemos aceptar como normales los bonos de garantía colateral de impago", advierte Trichet. Para el BCE, el segundo rescate griego, que actualmente debate Bruselas, no tendrá ningún efecto si el Ejecutivo griego no cumple sus compromisos. En cualquier caso, la senda que deberá transitar Grecia ya está marcada y aprobada por el Parlamento. Entre sus obligaciones destaca de la de iniciar un plan de privatizaciones por valor de 50.000 millones de euros. El tráfico ferroviario, la electricidad, las loterías o los aeropuertos serán gestionados por empresas privadas.
Por otra parte, también ha incrementado los principales tributos para elevar, a su vez, los ingresos públicos. Todo ello debería permitir que el déficit público de Grecia pase de su nivel actual del 9,6% del PIB al 3% en los próximos tres años. Con todo, Grecia, por sí sola, no puede salir de esta crisis y requiere la ayuda de la Unión Europea. Actualmente, los Presupuestos griegos destinan el 11% a pagar intereses, una insostenible en el tiempo y la mayor de toda la UE. Por ello, Bruselas ya tiene decidido que deberá ampliar el plazo de amortizaciones y reducir los tipos de interés que paga Grecia, un país que ya ha recibido 110.000 millones de euros en ayudas por parte de la Comisión Europea y del FMI. La cumbre del Eurogrupo del próximo jueves resultará clave. En todo este embrollo, Grecia juega con la ventaja de saber que si ellos caen, el sistema financiero de países como Francia o Alemania también sufrirá. La entidades bancarias de ambos países tienen una exposición muy importante a la deuda griega y, por lo tanto, son los primeros interesados en que el país heleno pueda pagar.
Resulta curioso comprobar cómo en el caso de Grecia siempre se habla de déficit, deuda, reestructuraciones y casi nunca se pronuncia la palabra crecimiento. Revitalizar la actividad económica resulta hoy secundario. Aun así, todas las previsiones de reducción del déficit y de la deuda pública se hacen bajo la hipótesis de que la economía griega crecerá a partir del próximo año tras registrar una caída del PIB del 4,5% en 2010. Solo si Grecia es capaz de acumular un crecimiento sostenido en el tiempo podrá salir viva de la crisis. Aunque eso, por ahora, parece que tiene poca importancia para los Gobiernos alemán y francés, cuya primera preocupación es que Grecia pague, aunque sea tarde, las deudas contraídas con sus bancos.
Escaso crecimiento
¿Qué tienen en común Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia? Además de ser los países que generan mayor desconfianza entre los inversores internacionales, sus respectivas economías cosecharán los peores datos de crecimiento de la zona euro durante este año, según las previsiones de la Comisión Europea. Grecia y Portugal registrarán tasas negativas mientras que Irlanda avanzará un 0,5%, España, un 0,8% e Italia, un 1,1%.Son cifras que se encuentran lejos de la media europea y que no permiten solventar los desequilibrios presupuestarios sin sacrificios. Sin actividad económica no se generan ingresos suficientes para reducir el déficit y, por lo tanto, los Gobiernos deben subir impuestos o recortar los gastos.Según la Comisión, en 2012, Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia seguirán en la cola del crecimiento en la UE.
Salgado prepara la cumbre sin atisbo de adelanto electoral
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió ayer con la vicepresidenta económica, Elena Salgado, para preparar la cumbre del Eurogrupo del próximo jueves, que intentará aliviar la crisis griega y frenar la desconfianza hacia la deuda soberana de España e Italia.En cualquier caso, en la reunión no se trató la posibilidad de adelantar las elecciones, una decisión que depende del presidente del Gobierno. En este sentido, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, recalcó que la voluntad de Zapatero es agotar la legislatura. "En este momento no habría nada más inestable y perjudicial para la solvencia y la credibilidad de España, que una convocatoria anticipada de elecciones", aseguró Jáuregui.El ministro de Presidencia señaló que el Ejecutivo tiene por delante la tarea de concluir el proceso de saneamiento financiero de las cajas de ahorro, la aprobación de más de 25 leyes que se tramitan en el Congreso y, sobre todo, la elaboración de los Presupuestos para 2012.
Solbes rechaza incluir al sector privado en el rescate griego
El exvicepresidente económico y excomisario europeo de Economía Pedro Solbes destacó ayer que la Unión Europea debería tomar "cuanto antes" una decisión sobre el segundo rescate a Grecia y opinó que "no es el momento óptimo" para plantear debates como incluir al sector privado en ese proceso.El exministro, que intervino en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), cree que si no se alcanza una decisión sobre el segundo programa de rescate de Grecia "la sensación de inestabilidad" en Europa será "mayor". Solbes consideró que habrá que "hacer ajustes" y, en este sentido, apuntó que no le "parece mal" la emisión de eurobonos. Además, planteó la posibilidad de constituir un Tesoro europeo para paliar el problema de que el mercado comunitario es "mucho menos líquido" que el americano.En cualquier caso, el BCE rechaza comercializar bonos bajo el paraguas de la UE. Considera que ello restaría incentivos a los países para mantener sus cuentas saneadas y diluiría la responsabilidad.