La integración comercial mundial
Se denomina comercio a la actividad socioeconómica consistente en el intercambio de algunos materiales que sean libres en el mercado de compra y venta de bienes y servicios, sea para su uso, para su venta o para su transformación. El primer ministro chino, Wen Jiabao, de visita en Alemania, declaró que "China quiere doblar los flujos comerciales con Alemania en los próximos cinco años".
Con otros nombres y números, ¿cuántas veces han escuchado anuncios de este tipo en los últimos años? El comercio mejora la relación entre países. Integra economías. La recuperación del comercio mundial ha sido clave para consolidar la recuperación económica, aunque no nos aísla frente a las consecuencias negativas de los ajustes por excesos pasados. Precisamente, el pobre comportamiento del comercio mundial entre 2008 y 2009 es un buen ejemplo de los efectos colaterales (negativos) de la reciente crisis mundial. Desde su origen financiero hasta su impacto económico, pasando por los riesgos geopolíticos. Al final, centrando un poco más, desde la financiación del comercio hasta la moderación de la demanda mundial.
Las tensiones geopolíticas, en términos del aumento de los costes de transporte y mayores precios de materias primas, han sido también un lastre para el crecimiento del comercio. La parte positiva, que también la hay, es el creciente convencimiento de las bondades del libre comercio; la asimilación de que un aumento del proteccionismo es perjudicial para todos. Y es que, en mayor o menor medida, todos nos estamos beneficiando de la creciente integración comercial mundial. ¿Quieren ver algunas cifras?
l El comercio mundial creció un 12,4% en 2010 a precios constantes (recorte del 10,9% en 2009). El FMI espera un crecimiento del 7,4% y del 6,9% para los dos siguientes ejercicios.
l La mayor caída relativa del comercio frente al PIB mundial en 2009 fue una excepción: en promedio histórico ha crecido por encima, hasta casi doblar su peso en los últimos 20 años, alcanzando ahora el 60%.
l El comercio entre países emergentes supone un 25% del total, un 30% correspondería al comercio entre países desarrollados y un 42% entre ambos grupos de países.
l El sector servicios supone el 20% del comercio mundial, un porcentaje que se mantiene relativamente estable desde los años noventa; petróleo y minería suponen el 14,8%; productos agrícolas, el 9,5%; químico, el 12%; autos el 7%, y textiles, el 2%.
Extrapolando el ritmo de crecimiento del comercio mundial observado en los últimos 20 años (6% de bienes; 5,0% de bienes y servicios), no es difícil llegar a la conclusión de que el comercio mundial podría suponer ya el 84% del PIB en 2030. Siguiendo el ejercicio, en menos de cinco años el comercio entre los países emergentes podría superar a los flujos comerciales de los desarrollados. China y los países emergentes asiáticos podrían ser en 2015 las economías más dinámicas en términos de comercio.
En concreto, Asia, sin Japón, podría centrar en 2030 más del 40% del comercio mundial, frente al 24% estimado para este ejercicio. Esperamos un mayor crecimiento del comercio de servicios en el futuro, centrado en sectores como servicios de comunicación e información, servicios de viaje y transporte. Pese a la consideración tradicional del sector servicios como no comercializable, lo cierto es que el desarrollo financiero y el tecnológico pueden impulsar su comercio en el futuro. Las exportaciones de commodities, agrícolas, mineras y energía, seguirán perdiendo peso ante el fuerte crecimiento del comercio manufacturero.
Como hemos comprobado en los dos últimos años en España, el debate sobre la competitividad no se puede centrar solo en una cuestión de precios. Mejorar la competitividad también abarca abrir mercados a nuestros productos, mejorar su calidad, integrarlos en el proceso productivo de otros países. No soy partidario de fijar modelos de actuación a priori, convencido de que es el propio mercado el que finalmente tiene la última palabra. Pero es precisamente este convencimiento el que obliga a mantener una estructura de producción más flexible y abierta que en el pasado. Pendiente de una demanda final cada vez más diversificada desde el punto de vista internacional.
José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España