La crisis mina también la felicidad, además del salario
El Banco Mundial detecta desafección a las instituciones.
El Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) y el Banco Mundial han tratado de conocer cómo afecta la recesión en la vida de los ciudadanos a través de una encuesta en 34 países de Europa y Asia. Los entrevistados han respondido a cuestiones relacionadas con su felicidad antes y después de la crisis. Más de la mitad asegura que la crisis les ha afectado "mucho" o "bastante". El 30% de los hogares sufrieron reducción de salarios y el 17% perdió el empleo.
Los niveles de complacencia con la existencia cayeron en 16 países pero se elevaron también en 13. El informe aborda también la percepción en asuntos específicos como el Gobierno y la corrupción, la calidad de los servicios públicos y la política.
Los mayores niveles de felicidad se registran en Suecia, donde casi el 90% responde estar satisfecho con su vida. Alemania es el segundo de la lista de ciudadanos dichosos. Sorprendentemente uno de los países con una de las rentas per cápita más baja ostenta el tercer lugar. Tayikistán, ubicado en Asia Central, se sitúa por delante de Reino Unido y Francia, que ostentan el cuarto y quinto puesto. España no entra en el informe. Un concepto tan intangible como el optimismo es otro de los parámetros que trata de medir el estudio y ha caído de un 55% en 2006 a un 49% en 2011, aunque es mucho mayor en los países del Este que en la vieja Europa, donde se mira al futuro con desconfianza. "En esos países los encuestados tienen mayores estándares de vida pero pocas expectativas de que la vida de sus hijos vaya a ser mejor", comenta Erik Berglof, el economista jefe del BERD.
La confianza en la democracia y en la economía de mercado se ha mantenido relativamente estable aunque con tendencia al descenso en algunos países, incluyendo los que entraron en la Unión Europea entre 2004 y 2007. En 34 países el apoyo a la democracia es más alto que el que se da a la economía de mercado, con un 45% y 40% respectivamente. Además, más de un quinto de los encuestados respondieron que el sistema político de su país no les importa y un cuarto opinó lo mismo del sistema económico.
Mayor percepción de corrupción
En general, el ciudadano no cree que la corrupción haya caído en los últimos años. Al contrario, en la mayoría de los países sienten un aumento de su peso específico. En la lista de las instituciones más corruptas están los policías de tráfico, seguidos del sistema sanitario y la justicia. El lugar donde más se percibió el nivel de corrupción fue en Azerbaiyán y en países como Italia o Reino Unido el incremento de la percepción ha sido casi imperceptible. La confianza en el resto de ciudadanos se ha elevado en los últimos cuatro años en los países excomunistas. Es mayor en Asia Central, Rusia y Ucrania. El grado más bajo de confianza se registra en Armenia donde se ha reducido a la mitad en cuatro años.