Tú al Banco Mundial y yo al FMI
Puede que Hillary Clinton, secretaria de Estado de EE UU, desee la presidencia del Banco Mundial (BM) en 2012, aunque no lo haga oficial. Pero probablemente es una mala idea, incluso aunque se trate de un ensayo temprano: pone en evidencia las maniobras alrededor de la gran vacante en el FMI.
La presidencia del BM, actualmente en manos de Robert Zoellick, es un trabajo importante. Es la institución multilateral de desarrollo más importante y ya tiene suficientes problemas sin que un nuevo jefe le aporte más. La dimisión forzada de Paul Wolfowitz en 2007, por ejemplo, vino no solo a raíz de una investigación ética sino también de un intento por su parte de limpiar la corrupción que rodea al banco. Lo que puede fácilmente interpretarse como un signo de resistencia interna a las reformas necesarias.
El mandato de Zoellick finaliza el año próximo. Y de ser reemplazado, Clinton no parece la candidata adecuada. Ha adquirido la experiencia diplomática necesaria, pero tiene poca en el terreno financiero.
Es pronto para hablar de la sustitución de Zoellick. Pero el FMI, el hermano gemelo del BM, busca sustituto a Dominique Strauss-Kahn. Tradicionalmente, un europeo dirige el Fondo y un estadounidense el Banco. Una regla obsoleta amenazada por las economías emergentes.
Es fácil ver la circulación de un nombre norteamericano por el BM como señal de apoyo de EE UU a la candidatura de Lagarde. Un apoyo que parece inevitable. Aunque también es un recordatorio del alto grado de politización de ambas instituciones.
M. Hutchinson