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Columna
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Tamaño de los mercados y economía

Qué relación deben guardar los mercados con la economía? No consideren de entrada como excesivamente simple esta pregunta. Piensen que los mercados se nutren de expectativas. Estas expectativas abarcan, precisamente, el escenario económico futuro. Pero también es cierto que el comportamiento alcista o bajista de los mercados se puede retroalimentar. Apalancamiento, excesos, sobrevaloración, son potenciales riesgos a los que puede llevar un comportamiento demasiado positivo de los mercados que los aleje de la realidad macro. O negativo. Cualquier inversor sabe que no hay tanta distancia entre el miedo y la ambición. O entre el pánico y la euforia.

Con todo, también hemos aprendido que la evolución de los mercados puede influir en la economía. Por ejemplo, un comportamiento positivo de las Bolsas facilita las condiciones financieras para empresas y familias al mismo tiempo que compensa el deterioro que puede sufrir su renta disponible a través de un efecto riqueza positivo. Y esto puede ser también un objetivo implícito de la política económica. ¿Alguien duda que el QE (quantitative easing) en Estados Unidos buscaba un mayor soporte de los mercados? El propio presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, lo aclaró en su última comparecencia.

Como ven, la relación entre los mercados y la economía puede ser bidireccional. Pero la pregunta inicial se centraba más bien en la relación en término de tamaño entre los mercados y la economía.

Una euforia forzada de los mercados puede tener como consecuencia aplazar los ajustes necesarios en la economía. Veamos. Hay un debate abierto sobre el origen de la crisis aún no del todo superada. Para algunos economistas los excesos de deuda se produjeron por una política monetaria demasiado holgada que se tradujo en unos mercados sobrevalorados. Para otros, fue más bien un problema de la gestión ineficiente de los riesgos por los agentes económicos, que les llevó a un exceso de endeudamiento. ¿Regulación y supervisión? Tuvieron su impacto, naturalmente. Pero no fueron el factor determinante para este segundo grupo de economistas. Como tampoco un nivel de tipos nominales (no reales) bajo desde una perspectiva histórica.

En lo que unos y otros están de acuerdo es en las consecuencias: una crisis financiera que llevó a una crisis económica. La liquidez desapareció de los mercados, iniciando un inquietante proceso de contracción. Los mercados financieros dejaron de funcionar, obligando a las autoridades a intervenirlos. Aunque el objetivo final no era tanto influir en los precios como crear mercado ofreciendo demanda de papel cuando solo había oferta. Dos años más tarde se puede afirmar que el resultado ha sido positivo, aunque su resistencia debe ser probada una vez que se retiren las medidas no ortodoxas que aún se mantienen. Y esto promete ser un proceso lento y titubeante. El hecho de que en los últimos días se esté discutiendo en el mercado sobre la posibilidad de un QE3 es un buen ejemplo de lo incierto que sigue siendo el escenario futuro de normalización.

En Estados Unidos el tamaño del mercado se estima en más de cinco veces el valor del producto. Pero en China la relación es de dos veces el tamaño del PIB. La conclusión parece obvia: el tamaño del mercado chino solo puede aumentar en el futuro. ¿O reducirse el tamaño del mercado norteamericano?

En los años ochenta, el tamaño de los mercados apenas suponía la mitad del PIB mundial. De la mitad a más de siete veces en que se puede estimar en estos momentos hay mucha distancia. Unos mercados cada vez más complejos. El debate sobre el tamaño adecuado de los mercados no es nuevo. Ya antes de la crisis se discutía la menor importancia relativa de las autoridades, como los bancos centrales, en situaciones de pánico. La realidad nos ha mostrado que siguen siendo eficientes. Pero, ¿a qué precio? Han detenido el ajuste en tamaño de los mercados, pero multiplicando por cuatro veces su balance. ¿Qué pasará cuando los bancos centrales comiencen el ajuste de su tamaño? ¿Serán capaces los mercados de absorberlo? ¿Qué impacto tendrán en la economía? Como ven, muchas preguntas. Les emplazo a conocer las respuestas en los próximos (muchos, espero) años.

José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España

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