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Columna
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Los futuros problemas rusos

El sector bancario ruso se las arregló para superar la última crisis, pero ¿cómo haría frente una nueva debacle? No muy bien según los test de estrés del banco central de Rusia. Pero en lugar de lamentar estos tristes resultados, el país debería actuar en consecuencia.

Las pruebas buscaron saber qué ocurriría si se produjera algo similar a la crisis de 2008, es decir, devaluación del rublo, salidas de depósitos y mercados de valores hundiéndose. Ante un panorama así, 321 bancos rusos -la tercera parte- no cumplirían con una ratio de capital mínimo del 10%. Estas entidades representan la mitad de los activos bancarios del país, lo que sugiere que entre los rezagados están muchos de los grandes bancos. Con un escenario así, desaparecerían del mapa cerca de 80.000 millones de dólares -o el 50,7% del capital bancario-. Y reponerlo supondría el 5,2% del PIB.

Entonces, ¿qué conclusiones se derivan para el banco central? No está muy claro. La entidad restó importancia al estudio alegando que la probabilidad de un escenario así es "muy baja para el próximo año". Pero se supone que estas pruebas deben evaluar si los bancos disponen de capital suficiente -y poner solución en aquellos que no lo tienen-. Así que no es de extrañar, por tanto, que la agencia Moody's haya calificado estas pruebas como de "oportunidad perdida".

Rusia parece pensar que las medidas que planea tomar serán suficientes. Pero mientras el país planea hacer frente cuestiones como los requisitos mínimos de capital, la mayor parte de estas están sobre el papel. Por el momento Rusia no tiene intención de introducir las ahora desacreditadas reglas de Basilea II hasta 2015. No adoptará Basilea III hasta 2019. Lo que parece demasiado lento, sobre todo para las categorías de mayor riesgo de los bancos.

Rusia necesita acelerar su reforma, que avanza a ritmo de tortuga. Aún incluso si tiene suerte y evita crisis futuras, la debilidad sistémica puede darle problemas hoy: mina la confianza en el sector e incrementa los costes de financiación. Hasta que el país no tome medidas concretas para fortalecer sus bancos, los acreedores hacen bien en ser prudentes.

Jason Bush

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