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Tribuna
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El cambio necesario

Según un ranking de la Comisión Europea, España ocupa el puesto 18 de un total de 27 países en materia de innovación; una posición que nos sitúa en el grupo que la Comisión califica de tercera división, por detrás de Estonia, Eslovenia o la República Checa.

Invertimos en investigación y desarrollo solo un 1,35% del PIB cuando la media europea es del 1,9% y los mayores inversores europeos (Suecia y Finlandia) superan el 3,70%. Nuestra escasa inversión reduce nuestros niveles de competitividad, tal y como lo confirma el hecho de que estas naciones y, por supuesto, los líderes mundiales en inversión en I+D estén mucho mejor situados en un ranking en el que España ha quedado relegada al puesto 36. Si a esto añadimos la mala evolución del PIB (-0,1% en 2010) o el elevado nivel de endeudamiento de nuestra economía, tanto en el ámbito público como privado, resulta evidente que necesitamos soluciones.

Es hora de cambiar nuestro modelo productivo a través de la I+D+i pero, sobre todo, de mejorar nuestro nivel de competitividad con medidas que permitan a las empresas retomar la senda del crecimiento, pudiendo cumplir con su compromiso social de generar empleo. Urge emprender una batería de acciones en ámbitos como el laboral, financiero, educación, sistema energético y financiación de todas las Administraciones para controlar el déficit público. Reformas que van a exigir mucha determinación para hacerlas con el alcance necesario, coherencia para que sean creíbles, liderazgo para realizarlas con el mayor consenso posible y consistencia, aplicándolas en el tiempo sin dar bandazos. Solo con estos criterios conseguiremos que nuestra economía vuelva a crecer y crear empleo.

Por su parte, las empresas deben tomar conciencia de que están llamadas a ser el motor del cambio. Es momento de trabajar para impulsar los cambios que necesitamos. Por ello, desde Aecoc trabajamos para acercar a las compañías, con independencia de cuál sea su tamaño o sector, los instrumentos necesarios para ganar en competitividad -eliminando costes superfluos, incrementando la productividad…- y operar con éxito en la nueva economía. Todo ello desde la convicción de que las empresas deben hacer de la innovación una ventaja competitiva, diferenciarse claramente a ojos del consumidor, adaptarse constantemente y adecuar la dimensión al mercado en el que se desea operar.

Si algo debemos aprender de esta crisis es que el mundo está experimentando una auténtica metamorfosis a un ritmo trepidante y la sociedad y, por ende, el consumidor están transformándose con él. No hay tiempo ni futuro si nos quedamos quietos.

Francisco Javier Campo. Presidente de Aecoc

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