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Columna
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Japón, a expensas del precio del petróleo

La necesidad de combustible por parte de Japón puede contradecir las previsiones de abaratamiento del crudo. Goldman Sachs suscitó el cambio dando un giro a la baja en medio de una creciente percepción de que las tensiones políticas reducirían la producción de petróleo de los países árabes, y de que el objetivo de imprimir dinero de la Reserva Federal privaría a los especuladores de dólares baratos. Sin embargo, Japón puede pinchar por culpa del pesimismo. Con algunas plantas nuclear perdidas para siempre tras el devastador terremoto y el tsunami del mes pasado, el país necesita alternativas energéticas, en particular el petróleo.

El futuro del crudo indica que los inversores creen que el Brent caerá a 116 dólares el barril durante el próximo año y alcanzará un máximo de casi 127 dólares. Goldman afirma que bajará aún más, hasta los 105 dólares. Por dos factores principales: uno es que en junio la Reserva Federal de Estados Unidos pondrá fin a su programa de compra de bonos o "flexibilización cuantitativa"; la otra es la tendencia de que los disturbios se enfriarán en Oriente Próximo.

En algún momento los altos precios deben favorecer su propia cura, ya que los consumidores harán sacrificios y recortes. Ahí es donde Japón debería ayudar. El terremoto destruyó el 15% de la capacidad de Tokio Electric Power, lo que despertó temores de escasez de cara al verano. Sin embargo, el plan de ahorro de energía de Japón va a implicar más gasto energético que racionamiento.

Esto significa que Japón tendrá que quemar más petróleo, gas natural y carbón para compensar. El ya tercer consumidor más grande del mundo, después de EE UU y China, necesitará por lo menos un extra de 150.000 barriles al día, con la contabilidad de Japón alrededor de una décima parte de lo esperado por la IEA. Goldman puede encontrarse con que su pesimismo era prematuro.

Wayne Arnold

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