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Tribuna
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Asturias, 25 años de desarrollo

La entrada de España en la UE precipitó en Asturias la reconversión de nuestros sectores más tradicionales -minería, siderurgia y construcción naval-, haciendo tabla rasa de nuestro tradicional sistema industrial. El enorme reto que supuso esa trasformación nos sitúa hoy a las puertas de la convergencia regional europea, ya que el PIB per cápita, según las últimas cifras publicadas de 2008 por Eurostat, se situó en el 97% de la media regional europea. Cifra significativa, ya que en 1997 alcanzábamos un raquítico 79%.

Ante aquella situación de decisivo cambio estructural, el Gobierno de Asturias optó por una estrategia de reconversión productiva, apoyando la implantación y desarrollo de industrias de futuro. Sectores como las TIC, las energías renovables o las actividades de mayor valor del sector metal ocupan los espacios vacantes de las explotaciones mineras o los grandes astilleros. Y este ha sido un cambio complejo, porque nuestra comunidad autónoma, de pequeño tamaño, estuvo marcada por la impronta de la empresa pública. Esta influencia tuvo un doble efecto pernicioso: por una parte, el carácter endogámico al que iba dirigida la producción de empresas auxiliares locales, lo que lastraba las motivaciones para una expansión nacional e internacional, y por otra, el aplanamiento del espíritu emprendedor, doblegado por la promesa de trabajo en alguna de estas grandes corporaciones.

Pero ser pequeños ha sido sinónimo de agilidad, lo que ha servido para modificar situaciones que de otra manera podían haber llevado a un estancamiento. Este espíritu ha estado guiado por las líneas maestras definidas por el Gobierno de Asturias y consensuadas, en gran medida, con los agentes sociales. Al mismo tiempo, la capacidad de transformación y de búsqueda de nuevos mercados ha sido encomiable. Asturias lideró, en incremento porcentual, las exportaciones de España en 2010, con una subida del 36%. La pujanza de nuestro espíritu emprendedor se ha visto reflejada entre 1998-2009, periodo en el que el Principado lideró la creación, a nivel estatal, de 21,90 empresas por cada 1.000 habitantes, muy por encima de la media española, de 7,34.

La apuesta por sectores de recorrido se ha visto recompensada por relevantes éxitos. Un ejemplo paradigmático lo encontramos en el sector de las TIC, en el que trabajan 6.500 personas frente a las 3.000 del carbón y en el que somos referentes, según la Fundación Orange, en e-Administración. Este trabajo ha visto sus frutos tanto en el desarrollo de empresas locales como en la entrada de nombres como Capgemini, Indra, Iecisa, Software AG, HP o CSC.

De igual forma, la Universidad de Oviedo (campus de excelencia internacional en biomedicina y salud), nuestra formación profesional y la red de centros de desarrollo tecnológico han sido un apoyo transformador fundamental. La coyuntura económica nos sitúa en la necesidad de aumentar la competitividad. Este objetivo solo puede alcanzarse mediante la innovación y la mejora de infraestructuras que faciliten el flujo de bienes y de talento hacia y desde la comunidad. Proyectos como la ampliación del puerto de Gijón, el desarrollo de la plataforma logística Zalia, la activación de la Autopista del Mar con Nantes, la puesta en funcionamiento del nuevo Hospital Universitario o la creación de la sexta bioincubadora española se centran en los objetivos citados. Asturias muestra en ellos su renovado potencial y un abandono de los fantasmas del pasado, afrontando esta nueva y exigente etapa con una base cimentada a lo largo de 25 años.

Miguel Munárriz. Delegado del Principado de Asturias en Madrid

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