Vientos favorables para la banca europea
La última ola de recapitalización de la banca europea es la que ha surfeado. Los accionistas han visto tantos falsos amaneceres que habría que perdonarles por pensar que nunca más verían la luz del sol. Pero hay razones para creer que esta vez las buenas noticias son definitivas. Para los inversores de capital, por fin, es señal de que el balance riesgo-recompensa se ha inclinado a su favor.
Commerzbank planea recaudar 8.250 millones de euros en patrimonio neto -más que su valor de mercado-, lo que se ve recompensado con un 3,5% de precio de sus bonos. Y son probables más ofertas de capital: los inversores encuestados por Morgan Stanley esperan que los bancos europeos busquen entre 30.000 y 40.000 millones de euros este año.
Los accionistas que han inyectado casi 400.000 millones de euros en los bancos europeos en los pasados tres años pueden estar seguros de que esta será la última vez. Se alejan las deudas incobrables, por lo que las demandas futuras de capital se pueden encontrar en las ganancias retenidas. Mientras, la regulación es cada vez menos opaca. Los reguladores nacionales todavía difieren de los requisitos mínimos de capital. Es cierto que es pronto para lanzar las campanas al vuelo; podría caer alguna economía periférica o complicarse las pruebas de estrés de la UE. Pero el panorama general es que, en una recuperación mundial, los grandes bancos europeos empezarán a generar mucho capital de reserva. Los reguladores limitarán la posibilidad de que se despilfarren en destructivas fusiones y adquisiciones, lo que implica que el dinero debe ser canalizado a través de elevados dividendos. Las valoraciones son razonables. Y muchos inversores están infravalorando el sector. En resumen: es una oportunidad de compra que podría no repetirse.
Por Peter Thal Larsen