Mercados y rebaños
Que los mercados financieros son cíclicos e inestables, no es nada nuevo. Sí resulta más curioso que sea la conducta humana, impulsada por el comportamiento rebaño -tendencia de los individuos a imitar las acciones de un grupo más grande-, la que subyace a esta inestabilidad, especialmente cuando se trata de una burbuja de inversión. El comportamiento rebaño se debe a que los seres humanos somos seres sociables, deseamos ser aceptados en un grupo y, además, solemos creer que un grupo grande no puede estar equivocado. Las burbujas se crean así, por grupos de personas que encuentran seguridad en los números.
A ello, entroncando de nuevo con la inestabilidad de los mercados financieros, hay que sumarle el exceso de confianza, cuya última ola se desvaneció cuando los inversores -que pensaban que la separación del origen del riesgo y la gestión del balance distribuirían el riesgo por todo el sistema financiero- observaron acumulaciones en su centro de grandes concentraciones de riesgo.
Modelos como la hipótesis del mercado eficiente y el modelo de valoración de activos de capital se basan en teorías racionales y lógicas, y asumen que la gente se comporta de manera racional y predecible. Pero estos modelos no están preparados para lidiar con el comportamiento rebaño, el exceso de confianza y otras trampas cognitivas.
Un campo de estudio llamado comportamiento financiero ha crecido sobre la base de la psicología cognitiva, para dar cuenta de los comportamientos irracionales e ilógicos que la teoría financiera moderna no ha logrado explicar. Las interacciones diarias con los inversores proporcionan a los especialistas en Relaciones con Inversores una experiencia de primera mano en la toma de decisiones impulsadas por la emoción y la psicología.
El campo del comportamiento de las finanzas se ha aplicado a la toma de decisiones de los inversores pero -hasta donde nosotros sabemos y pese a ser la otra cara de la misma moneda- no se ha aplicado a las relaciones con los inversores; algo que ayudaría a los especialistas en Relaciones con Inversores a ser más persuasivos cuando comuniquen su propuesta de inversión.
Si entendemos un poco más cómo procesa el cerebro la información y qué trampas cognitivas existen, mejoraremos nuestras habilidades comunicativas. Sin duda, todo lo expuesto anteriormente no va a impedir nuevas burbujas en el futuro, pero podrá ayudar a ser un mejor comunicador.
Eduardo Fuentes. CEO de Grayling y Citigate Dewe Rogerson para España y Portugal