El ROE no mide el éxito de un banco
Los bancos europeos se apresuran a bajar las expectativas de los inversores. Barclays, Credit Suisse y HSBC han respondido al endurecimiento regulatorio con nuevos y reducidos objetivos de rentabilidad financiera (ROE, del inglés). Pero el tono sobrio enmascara una verdad incómoda: el ROE es una forma un tanto pobre de evaluar el rendimiento.
El coeficiente no tiene en cuenta el riesgo de los activos de un banco, lo que hace difícil comparar diferentes entidades. El ROE en un año determinado tampoco ofrece muchas pistas sobre el futuro. En época de bonanza, los préstamos de alto riesgo generarán un ROE mejor que otros más seguros. Pero cuando el ciclo cambie, habrá más préstamos de alto riesgo que se echen a perder. Según un reciente estudio del BCE, los bancos de inversión tuvieron mayores ROE que otras entidades durante el boom -pero sufrieron pérdidas mayores en la crisis.
El ROE es más significativo cuando se mide durante un periodo prolongado de tiempo. Incluso así, el apalancamiento también lo distorsiona. Tomemos dos bancos, ambos con activos de 100.000 millones de dólares, ambos con ingresos de 1.000 millones al año. Uno tiene 10.000 millones de capital, mientras que el otro tiene un capital de apenas 5.000 millones. El primer banco informa de un ROE de solo el 10%, mientras que su rival cuenta con el doble de rentabilidad. Toda empresa puede incrementar su ROE con el apalancamiento. El efecto se pronuncia en los bancos, ya que su base de capital es una pequeña proporción de su balance general. Así que quienes se preocupan por los riesgos que se acumulan en el sistema financiero deben ver los ROE altos como una señal de advertencia. Los inversores y los reguladores deben buscar un rango más amplio para medir el rendimiento. El total de la base de capital de un banco, sus activos ponderados por riesgo, y la resistencia de sus colchones de liquidez son importantes.
Peter Thal Larsen