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Columna
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Cuenta atrás para las cajas de ahorros

La cuenta atrás para la recapitalización del sistema financiero español ha comenzado. El Gobierno ha dado de plazo a los bancos y cajas hasta septiembre para cumplir con los nuevos requerimientos de capital, aunque les ha concedido hasta marzo del próximo año para preparar la salida a Bolsa. No es la primera vez que un país europeo pone a punto sus cajas de ahorros. La experiencia italiana de los años 90 encierra algunas lecciones para las cajas españolas.

El Gobierno español calcula que las cajas tendrán que aumentar capital en 20.000 millones de euros. Tienen varias opciones, incluyendo la venta de participaciones industriales o sucursales. Al menos cuatro grupos -incluyendo la fusión liderada por Caja Madrid- están buscando entre 7.000 y 9.000 millones de euros en los mercados de capitales. Pero está por ver si los inversores están dispuestos a absorber este papel.

Hace más de 20 años, Italia tenía 1.100 bancos y buscó modernizar el sector a través de la ley Amato, que permitía a las cajas de ahorros convertirse en entidades de crédito comerciales. La gran diferencia es que las entidades españolas están particularmente expuestas al mercado inmobiliario. La puesta a punto de Italia llevó varios años: España quiere hacerlo en poco más de un año.

Sin embargo, una importante lección de Italia es que una OPV no es el único camino para la cotización. Solo unas pocas cajas de ahorros italianas, como Cassa di Risparmio di Genoa -hoy Banca Carige- gestionó de forma independiente la cotización. Otras se fusionaron con bancos comerciales para finalmente llegar a ser Intesa Sanpaolo y UniCredit, los más importantes del país.

En España, bancos medianos cotizados como Pastor, Popular, Bankinter y Sabadell también podrían ofrecer a las cajas un puente al mercado. Solo lo harán si no afecta mucho su solvencia, y puede que el Gobierno tenga que aportar más capital. La ventaja es que ya tienen equipos directivos con experiencia en integraciones. Pero las fusiones tienen riesgos. Las fundaciones italianas continúan ejerciendo una influencia desproporcionada en algunos bancos italianos. Los bancos españoles deben actuar con cautela.

Fiona Maharg-Bravo

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