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Desayunos CincoDías

El seguro enfila la senda de la recuperación económica

Ni quiebras ni destrucciónmasiva de empleo. El sector capea la crisis y busca fórmulas para fidelizar al cliente y sacar partido denuevos canales de distribución

Tres años de recesión han transcurrido. Quiebras empresariales, despidos, caída del consumo... El campo de juego ha sido adverso. El panorama, triste. Pero éstos han sido también tres años en los que el seguro ha demostrado que sabe aguantar el tipo. Los primeros espadas de algunas de las compañías más relevantes evalúan el presente en un desayuno organizado por CincoDías y KPMG y reflexionan sobre lo que está por venir. Su dictamen es positivo: la industria tiene mecanismos para crecer.

"Comparando con otros sectores, como la banca, en las épocas buenas el seguro no luce tanto, pero es en contextos complicados como el actual cuando aguanta mejor que el resto". Esta es la valoración inicial que realiza Josep Santacreu, consejero delegado de DKV Seguros, compañía de salud perteneciente al grupo Munich Re.

La jerga financiera era, hasta hace no mucho tiempo, un vocabulario extraño para el ciudadano de a pie. Pero el estallido de la burbuja inmobiliaria internacional, primero, y las tribulaciones particulares del sistema financiero español, después, han hecho que términos tales como liquidez, solvencia, rescates públicos o sobresueldos hayan pasado a formar parte de las tribulaciones cotidianas. El seguro, en contraste con la banca, no ha generado esta preocupación.

"Las compañías aseguradoras hemos hecho los deberes. Damos estabilidad a las personas y su patrimonio. Malo sería que nuestra gestión no fuera estable", comenta Antonio Huertas, presidente de la división de seguro directo en España de Mapfre. Este ejecutivo insiste en la tranquilidad que ha transmitido el gremio. "En las compañías de seguros no ha habido expedientes de regulación de empleo (ERE) masivos ni grandes ajustes. En su lugar, hemos acometido nuevos proyectos, establecido nuevas redes de distribución e invertido en nueva tecnología".

La industria ya ha hecho balance del año. De acuerdo con datos recabados por ICEA y divulgados por la patronal Unespa a finales de enero, la facturación proveniente de pólizas de daños creció un 0,22% en 2010, hasta 31.734 millones de euros. En contraste, la concesión de crédito por bancos y cajas de ahorros cede terreno y sus márgenes de negocio caen a tasas de dos dígitos, al tiempo que las cuentas de resultados deben soportar las dentelladas de la morosidad. El panorama en el seguro, aunque también entraña desafíos, es bien distinto. Las pólizas de autos cortaron su sangría experimentada por la guerra de precios de los últimos ejercicios (-0,99%), mientras que las de salud (+4,32%) y multirriesgos (+3,13%) siguieron creciendo, aunque su evolución actual dista de alcanzar los ritmos de los últimos años.

Algo parecido ocurre en el negocio de ahorro. Los recursos de clientes gestionados por el seguro de vida se incrementaron un 1,88%, hasta 143.790 millones de euros, en un contexto de fuerte competencia con las imposiciones de alta rentabilidad lanzadas en 2010 por unas entidades de crédito atenazadas por la sequía de financiación mayorista.

"Somos la hermana fea de la banca pero aportamos estabilidad en estos momentos y eso es por nuestro carácter anticíclico", explica Ignacio Eyríes, director general de Caser. Al contrario que las entidades de crédito, la industria del seguro no tiene carácter sistémico. La posibilidad de contagio de quiebras de una compañía a otra es limitada. "No se puede producir una caída en cadena de aseguradoras por la forma en que repartimos los riesgos", agrega.

Desde KPMG reconocen que el sector tiene una salud razonablemente buena. Con todo, invitan a no tirar las campanas al vuelo. "Es el momento de evitar la autocomplacencia", dice Carlos Trevijano, socio de estrategia, operaciones y sistema financiero en la consultora angloholandesa. Este experto apunta que las bajas tasas de crecimiento del negocio derivadas de los problemas que tienen las familias, las empresas y demás instituciones para llegar a fin de mes exacerbarán los deseos de las aseguradoras por ganar volumen por otros medios. A este fenómeno se suma la irrupción de nuevos competidores y los movimientos bancarios, que también se dejarán sentir. "Los cambios en bancaseguros generarán cambios importantes, con vencedores y vencidos", asevera.

De momento, el seguro se toma con paciencia estos últimos movimientos. "Vamos a ver primero en qué acaba la reordenación bancaria y después tendremos que adaptar nuestras alianzas", reconoce Ignacio Eyríes. "Un acuerdo de bancaseguros es un pacto para aprovechar la red de oficinas y la capacidad de distribución de una entidad. Y si se trata de una caja y ésta pasa a manos más públicas o da entrada a capital privado en el futuro, pues trataremos con los nuevos inversores. No le veo más complejidad que la falta de definición en el tablero de juego en el que nos tenemos que mover", apunta el responsable del día a día de la aseguradora participada por 36 cajas.

Una de las grandes asignaturas que se plantea a la industria aseguradora ante la falta de nuevo negocio es potenciar la fidelización del cliente. "Tradicionalmente, las compañías han estado muy orientadas al producto. Ahora, las entidades multirramo ven que cuantas más pólizas ha contratado una persona, mayor es su fidelización. Por tanto, se puede poner en valor la cartera de clientes. Ahí hay un trabajo enorme a desarrollar", apuntan desde KPMG.

El rompecabezas de la distribución

La duda que surge es cómo compaginar el crecimiento y el desarrollo de canales de distribución a disposición de las compañías con la rentabilidad y el cliente como elementos conductores del día a día del seguro. "En este negocio el tamaño es importante y el componente de la distribución resulta fundamental para crecer de una manera sostenida. Todo depende de cuánto pagas por esa distribución, cómo generas economías de escala", explica Juan Hormaechea. El director general del área aseguradora de Mutua Madrileña recuerda que, si bien hay que tener un pie en el hoy también hay que saber mirar al mañana. "Deben desarrollarse canales que, si bien al principio pueden parecer menos eficientes, el tiempo demuestra que son viables. Así ocurrió, por ejemplo, con la venta directa por teléfono en los noventa". En los últimos años "los márgenes se mantienen con una tendencia decreciente a causa de la maduración del mercado. La estructura de canales ha cambiado radicalmente y las compañías se han sabido adaptar, con mayor o menor éxito, al proceso", indica Hormaechea.

En materia de distribución, Antonio Huertas insiste en que "no basta ser un mero comisionista. El riesgo lo corre una compañía de seguros, así como el coste de capital. Es importante calcular bien las rentabilidades de los canales y no siempre se ha hecho así en el pasado".

Precisamente, una de las características del negocio es que, como recuerda Ignacio Eyríes, "el seguro no sabe cuánto le va a costar cada cliente. Por eso hay que tener cuidado conque el perfume de las primas no te esconda el hedor de los siniestros". Según recuerdan desde Caser, la falta de rigor en la suscripción, la forma de distribuir, la agresividad en el precio o la incidencia del fraude pueden ocasionar serios disgustos a una compañía.

El negocio asegurador se convierte, pues, en un encaje de bolillos donde hay que compaginar la adopción de nuevas tecnologías con la adaptación a diversos modelos de relación con el cliente y la asunción de los nuevos modelos de capital europeos. En última instancia, como señala el interlocutor de Mutua Madrileña, "lo que dicta el riesgo es el mix de negocio, de producto, de mercado... No es tal o cual canal". Luego Juan Hormaechea aclara, "cada canal tiene su estructura y sus ventajas que hacen que sea sostenible en el tiempo".

Previsiones para 2011

¿Y cuál es la previsión para el año en curso? Iñaki Ereño, consejero delegado de Sanitas tiene claro que "el ejercicio 2010 fue un año de consolidación. Este será el de relanzamiento. Soy claramente optimista al respecto". Y pone como ejemplo la compañía que encabeza: "la gente se seguirá poniendo enferma y los servicios públicas empeorarán. Eso nos hará crecer a las aseguradoras de salud".

Juan Hormaechea, de Mutua, matiza que si bien "estamos en un momento macroeconómico de crisis, el sector asegurador tienen en este entorno un comportamiento menos malo que el resto de actividades. Ha habido un retroceso en primas en varias líneas, pero también hay señales que muestran una cierta recuperación".

La visión de Josep Santacreu es similar. "Los seguros dependen de la evolución del resto de las actividades económicas y, aunque en general aguantan bien, hay diferencias por ramos". El responsable de DKV pone un ejemplo, "el crecimiento en salud se debe a una subida de las primas, no de los clientes. Esto hay que verlo como algo positivo porque, si se mantiene la póliza, es porque la gente la valora".

En Caser recuerdan cómo "a pesar de la crisis, el sector ha logrado una creación neta de empleo". Y en ello tiene que ver, según Eyríes, el hecho de que el seguro "es el punto de conexión entre la industria financiera y la economía real. Mientras la banca representa apuntes contables, nosotros gestionamos el trato cotidiano con peritos, fontaneros, pintores o talleres. Damos estabilidad a la economía real desde el propio gremio financiero".

Paso al frente ante un Estado de bienestar que se repliega

España se aprieta el cinturón. La crisis de la deuda emitida por los países periféricos de Europa ha obligado a emprender finalmente las reformas estructurales eludidas en los tiempos de bonanza económica. En el último año, el Gobierno que encabeza José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que abordar una alza de los impuestos, reducir el gasto público, emprender una reforma laboral así como revisar del sistema público de pensiones. El resultado es un reajuste en toda regla de las prestaciones del Estado de Bienestar.El seguro se muestra abierto a tomar el testigo. Ya sea a través de la oferta de alternativas privadas en materia de salud y pensiones, o por medio de convenios con las Administraciones Públicas para la prestación de servicios en su nombre."Vamos a una reducción de las coberturas públicas porque no hay dinero y si baja la prestación estatal, surgirá espacio para la oferta privada", apunta Ignacio Eyríes, de Caser. Desde Sanitas recuerdan cómo, hasta 2003, era posible desgravarse parte de la prima del seguro de salud "porque el ahorro que generaba al sistema público era mayor que lo que se dejaba de ingresar". Para Iñaki Ereño, "es penoso que en los pactos de sanidad no se cite al sector privado". Juan Hormaechea, director del área aseguradora de Mutua Madrileña, vaticina que "se aproximarán posturas entre el sector público y el privado en los ramos de salud y ahorro previsión".A raíz de este diálogo se redefinirá qué prestaciones atenderá el sector público y cuáles deberán procurarse las personas por su cuenta y riesgo. Antonio Huertas, de Mapfre, insiste en que para que el resultado sea lo más satisfactorio posible para la sociedad española es necesario "relegar el concepto ideológico y centrarse en las cuestiones técnicas. En materias como salud, jubilación y dependencia el Estado no podrá cumplir todos sus compromisos. Las aseguradoras queremos estar ahí, pero para ello habrá que combinar los sistemas de reparto y capitalización en materia de pensiones e introducir el copago en el área sanitaria".

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