La batalla contra la reforma de la sanidad en EE UU muere en el Senado
La mayoría demócrata en el Senado consiguió parar ayer por la noche un segundo asalto republicano contra la reforma de la Sanidad aprobada el año pasado. La Cámara de Representantes, con mayoría republicana tras las últimas elecciones, aprobó hace unas semanas la revocación de la ley pero en el Senado la minoría conservadora no pudo acabar el trámite en el Congreso que en cualquier caso se habría encontrado con el veto presidencial. Pese a todo, el asalto a esta norma está previsto que continúe.
El líder de la minoría republicana en el Congreso, Mitch McConnell, consiguió meter en el orden del día del miércoles la moción para revocar la ley de reforma de la sanidad con la que EE UU obliga a todo el mundo a tener un seguro privado para tener un sistema casi universal de cobertura como en el resto del mundo occidental. McConnell, que dijo tras ganar las elecciones que el objetivo republicano era hacer de Barack Obama un presidente de una sola legislatura, propuso el fin de la ley pese a que sabía que con apenas 47 votos no iba a llegar nunca a conseguirlo. Y así fue. Incluso con la ausencia de dos senadores que votan demócrata, los republicanos en bloque no pudieron dar la vuelta a esta legislación que la Administración Obama considera un logro de la legislatura.
Según McConnell, la mayoría de los americanos apoya el fin de esta ley, una afirmación que no es del todo cierta según los pulsos de opinión regulares que se hacen sobre esta cuestión, máxime cuando se plantea la pregunta en términos concretos. En la última encuesta del Washington Post-ABC se muestra que el apoyo a la revocación total es bastante bajo, solo el 18%. El 19% aprobaría una parcial pero el 62% la dejaría como está. Ni siquiera entre los republicanos hay un sentimiento cerrado a favor del fin de la reforma que en cualquier caso no entra en vigor totalmente hasta 2014.
Los senadores conservadores no solo consideran que le ley es intrusiva e inconstitucional al obligar a los ciudadanos a tener un seguro o tener que pagar una multa sino que además sus cuentas indican que supone un coste inasumible. Los demócratas volvieron a defender los beneficios que tiene esta ley para nos lo asegurados, sobre todo para las personas que tienen un límite de cobertura en sus pólizas o enfermedades preexistentes que hasta ahora les había impedido tener un seguro, entre otras cosas que ya están en vigor. Por otro lado, según las cifras de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, un órgano técnico y apolítico), revocar la ley añadiría 230.000 millones al déficit entre los años 2012 a 2021, lo que desmonta el argumento político conservador.
En cualquier caso, la ley no solo se está atacando desde el Congreso, donde los republicanos tratarán de eliminar su financiación, sino que además la maniobra simbólica republicana del miércoles se produce apenas un día después de que un juez de Florida, Roger Vinson, sentenciara que el mandato para que todo el mundo se hiciera con un seguro es inconstitucional. Vinson afirma que ese mandato es tan consustancial a la ley que toda ella debe ser anulada. Otro juez de Virginia, conservador como Vinson (que fue nombrado para el puesto por Ronald Reagan), sentenció hace un par de meses que este mandato es contrario a la Carta Magna pero no consideró que afectara a la norma entera.
Otros dos jueces, nombrados por Bill Clinton, han dado, sin embargo el pase a una ley que dada su tramitación judicial llegará al Tribunal Supremo en dos años y volverá a ser asunto electoral entonces.
Con respecto a este punto, el miércoles testificaron ante el Comité Judicial del Senado varios expertos en leyes, que debatieron la constitucionalidad de la ley de reforma sanitaria. Charles Fried, representante legal del Gobierno ante el Tribunal Supremo durante la época de Ronald Reagan, afirmó que aunque él tiene bastantes problemas con la ley, "estoy bastante convencido que el mandato que obliga a tener seguro es constitucional".