La industria hotelera ya concilia el sueño
Antonio Catalán, presidente de AC Hotels, confesaba hace unas semanas que en lo peor de la crisis de 2009, incrédulo e impotente ante el derrumbe que estaba sufriendo la industria hotelera, se levantaba a las cinco de la mañana (imposible conciliar el sueño) a hacer bicicleta. Le pasaba igual que a todos: caída del 20% del revpar (ingresos medios por habitación disponible) y primeras apreturas ante los compromisos financieros.
No se puede decir que ahora los hoteleros -tanto propietarios de su negocio como ejecutivos de grandes compañías- duerman a pierna suelta, pero hay datos objetivos que les hacen resoplar: la actividad en el sector se está recuperando en España y, sobre todo, en Europa. Parece que son más los que se apuntan a que lo peor ha pasado a los que creen que lo peor está por llegar.
En España, el revpar (que es el indicador de rentabilidad por excelencia pues mide los ingresos del hotel divididos entre todas las habitaciones, se llenen o no) se ha incrementado en un 4,8% de media en los establecimientos en el primer semestre de 2010, según datos que maneja BNP Paribas Real Estate. En el caso de los hoteles de mayor categoría la subida ha sido el 7,6% entre enero y junio.
Las cadenas españolas se benefician de una mayor llegada de turistas a Europa
En los cinco principales mercados europeos -Alemania, Francia, Italia, España y Reino Unido- las mayores cadenas españolas -Sol Meliá, NH, AC y Barceló- suman una cartera de hoteles muy importante y en líneas generales están percibiendo una mejora de la rentabilidad en el primer semestre que oscila entre el 0,2% de Italia y el 17% de Alemania. En los resultados a septiembre de NH, una de las dos españolas cotizadas, se recoge que el mercado germano "sigue mostrando un fuerte crecimiento de la demanda" con alzas de precios del 10% y de ocupación de casi el 8%. Una de las causas de la mejoría del mercado es que la llegada de un 7% más de turistas internacionales a Europa hasta junio, cifra superior a la prevista, y a la leve mejoría de la demanda corporativa y de eventos.
Pero no está todo hecho. No faltan voces que apuntan a que hay una gran cantidad de activos ruinosos financiados por los bancos que tarde o temprano terminarán saltando por los aires. La llegada al sector hotelero de empresarios vinculados al inmobiliario que han puesto en marcha cadenas de cuatro estrellas con inversiones multimillonarias apalancadas es quizá la herencia más singular del boom y una de las jugadas que el sector sabe que no puede repetir.
En este contexto, suenan con fuerza en la industria hotelera las tesis de que el proceso de concentración se va a acelerar en España. Se calcula que el 70% de la planta hotelera nacional no está asociada a ninguna cadena en un momento en que el mercado es cada vez más global. "Los hoteleros independientes no tienen ningún futuro. Hay que asociarse a algo", añadía el empresario. AC ya se ha aliado con Marriott y Sol Meliá ha hecho lo propio con Wyndham en sendas operaciones que buscan la expansión vía franquicia.
Colgarse de una marca que dé visibilidad nacional e internacional y aporte un caudal de clientes es una posibilidad antes desdeñada por muchos hoteleros independientes pero que ahora está encima de la mesa, a juzgar por el caudal de peticiones que aseguran haber recibido en pocos meses tanto Tryp by Wyndham como AC by Marriott.
En este escenario, las cadenas estadounidenses parecen tener un renovado interés en España, pero siempre sin invertir. Los hoteleros se quejan de que ofrecen contratos leoninos de franquicia con unos estándares de calidad rígidos e imposibles de cumplir y unos márgenes muy estrechos, que han hecho que este modelo de desarrollo les haya impedido poner un pie en el mercado español. En realidad, muchas de estas compañías son más grupos financieros y de marca que hoteleros puros, pero sí es cierto que cuentan con millones de clientes fidelizados, en su mayoría de nivel adquisitivo medio alto. Wyndham, por ejemplo, primera hotelera del mundo, solo gestiona 25 de sus 7.200 hoteles.
La última constatación de las debilidades de los hoteleros independientes ha venido por el órdago lanzado por Thomas Cook, que ha descontado un 5% de las facturas a muchos establecimientos y posteriormente suavizó su postura con el compromiso de pagar durante 2011 las cantidades adeudadas. Así que la industria hotelera parece empezar a respirar pero no puede olvidar los importantes retos que tienen ante sí.