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Columna
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Torres poderosas en EE UU

Las propiedades comerciales estadounidenses solían ser una apuesta tonta. Sirva el interés de Lehman Brothers en Archstone-Smith, la compra desastrosa en 2006 del residencial de lujo Stuyvesant Town y Peter Cooper Village en Nueva York por 5.400 millones de dólares y una serie de otros acuerdos que los inversores y los bancos cargaron sobre sus cabezas. Después de la quiebra de Lehman en septiembre de 2008, muchos esperaban un día de ajustes de cuentas en el sector inmobiliario comercial muy similar al del mercado de la vivienda. Pero esto no pasará.

Los mercados de las grandes ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Washington han dado el pistoletazo de salida este año para una recuperación más amplia del mercado. La combinación de una gran venta de billetes -Google pagó, por ejemplo, 1.800 millones de dólares por un edificio de oficinas en Manhattan, una de las mayores ofertas desde el colapso de Lehman- y las buenas ganancias de algunas inversiones han dado vida otra vez a los bienes raíces comerciales.

El dinero empieza a fluir en los mercados secundarios de Houston, Dallas y Seattle en calidad de sociedades de inversión inmobiliaria. Esto debe continuar en 2011. No solo los bienes raíces son una clase rara de activos relativamente baratos en el futuro, pero una economía más ágil debería, al menos en el margen, ayudar a reducir las tasas vacantes y elevar el flujo de caja. Este círculo virtuoso podría fijar un piso sólido en los precios.

La economía de EE UU y, en concreto, la creación de empleo dictará la demanda de oficinas, apartamentos y centros comerciales. Especialmente en los mercados locales más afectados, lo que significa una mejora lenta en el corto plazo. Sin embargo, incluso una recuperación superficial en 2011 es un resultado mucho mejor que la implosión que se temía.

Agnest T. Crane

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