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Valor a examen

Más fortaleza que presión en la subida del dividendo de Repsol

Los analistas opinan que la sorpresiva mejora se basa en el aumento de resultados.

Con la tormenta arreciando sobre España, son muchas las compañías cotizadas que han optado por seguir adelante con sus planes y proyectos, por más que sus evoluciones bursátiles se vean muy afectadas por la estrategia de inversores institucionales extranjeros de infraponderar casi todo lo relacionado con el país. Un caso evidente es el de Repsol, que el pasado miércoles aprobó un dividendo bruto de 0,525 euros por acción a cuenta del ejercicio de 2010. Supone volver a los niveles de 2008, y elevar el total a 1,05 euros si el complementario se mantiene en la misma línea. El viernes la petrolera cerró a 18,83 euros y se deja en la semana un 5%.

Además, la compañía ha conseguido sorprender con esa remuneración a brókeres y analistas, incluso a los que siguen de forma minuciosa cada uno de sus pasos, y que apostaban por una generosidad más moderada. Pero no parece que sea un problema, porque lo más positivo que se desprende de la visión de los expertos es que la decisión del consejo de Repsol, sin obviar la posible influencia de sus accionistas de referencia -Sacyr y La Caixa-, se basa en factores propios como la fortaleza de los resultados.

Destacando, en primer lugar, la inesperada resolución, el equipo de Deutsche Bank añade que la rentabilidad del dividendo del grupo que preside Antonio Brufau queda en el 5,6%, en la media del sector en Europa. Aconseja comprar, con un precio objetivo de 22 euros por acción.

Para la firma de asesoramiento Collins Stewart, el aumento del dividendo es un claro signo de confianza, que refuerza las proyecciones de aumento de beneficios y de mejora del balance, que se ha fortalecido sustantivamente con el acuerdo alcanzado con Sinopec para la venta del 40% de la filial brasileña por 7.100 millones de dólares. Concluye que esta operación aporta una gran flexibilidad financiera al grupo que no tendrá que retraer recursos para hacer frente a las fuertes inversiones de Repsol Brasil.

En una línea similar se pronuncia Fernando Lafuente, de N+1, que añade que ve positivo el alza del dividendo, porque, en su opinión, está soportado sobre la recuperación de los resultados operativos: un aumento del Ebit (resultado neto de explotación) del 33% y del beneficio neto del 55% en 2010. Subraya además que el mercado no parece reconocerle su fuerte dinamismo en Brasil y Argentina. Como consecuencia estima que la petrolera es un valor atractivo, y le da un fuerte recorrido al alza, con un precio objetivo de 26,70 euros por acción.

El equipo de Sabadell agrega que un dividendo de 1.,05 euros supondría un pay-out (parte de los beneficios destinados a dividendos) del 65%. Y Robert Jackson, de Banesto Bolsa, manifiesta que esta estrategia refleja "la confianza de cara a conseguir unos mejores resultados en los próximos trimestres y años". Sostiene que esta tendencia se podrá mantener en los próximos años, pero no espera un dividendo extraordinario. Esta posición es compartida por otros analistas, ya que Repsol no ha conseguido cash por la venta a Sinopec.

La opinión de los expertos sobre lo que hay detrás de la mejora de la retribución de los accionistas no es gratuita. Además de cimentarla en los resultados ya conocidos -alza del 32,5% hasta 1.786 millones de euros en los nueve primeros meses de 2010-, se apoya en la experiencia de la batalla vivida en el consejo de Repsol en 2009. El primer accionista intentó un dividendo similar al de 2008, pese al desplome de los beneficios, pero Brufau se resistió hasta alcanzar un acuerdo que no ponía en peligro las inversiones ni el balance del grupo.

Ahora, por tanto, se estima que la compañía tiene capacidad para esa retribución, al tiempo que cuenta a su favor su elevada y creciente internacionalización. El equipo de Intermoney habla, asimismo, del control de la deuda y de la positiva evolución de los precios del petróleo y los márgenes del refino. Desde JP Morgan se indica que servirá para aumentar la armonía dentro del accionariado de Repsol, lo que reduce el riesgo de una eventual presión vendedora.

Otro catalizador que se percibe en el horizonte es la reducción de la presencia en la argentina YPF, sin perder el control ni la gestión.

Sacyr, el principal beneficiario

El dividendo por encima de las estimaciones tiene un evidente ganador: Sacyr que cuenta con el 20% de las acciones. Si el total a cargo de 2010 se eleva a 1,05 euros brutos, la empresa que preside Luis del Rivero ingresará más de 256 millones. Desde Banesto Bolsa se destaca que su cotización se beneficiará del impulso de Repsol, que registrará una ligera disminución de los gastos financieros y un recorte del riesgo. Esta buena noticia, llevó las acciones de la constructora a ganar un 2,82% el jueves, hasta los 4,411 euros. No obstante, Sacyr ha perdido parte ese impulso en un contexto de desplome de la Bolsa española.Esa tendencia alcista en realidad se inició antes, cuando el pasado 10 de noviembre anunció una ampliación de capital por 401 millones de euros -un 28% de su actual capitalización bursátil-. Uno de los aspectos relevantes es que se trata de una reacción poco usual a ese tipo de operaciones, pues el mercado suele castigar el efecto dilutivo en el beneficio por acción que las ampliaciones conllevan. En este caso varios factores se han unido para que la transacción fuese bien recibida, por más que la empresa sigue estando en el grupo de los valores del Ibex con peor comportamiento en 2010. Los expertos han valorado que poco después de que la operación se hiciese pública, la dirección de Sacyr anunciase que los compromisos recibidos aseguraban su éxito. El compromiso por parte de los miembros del consejo y otros socios garantizaban que se cubriría la totalidad de la misma, y sin incluir la decisión de los minoritarios. La ampliación reduce la presión de Sacyr para renegociar su deuda.

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