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Situación del sector financiero

La banca, en el diván bursátil: la sangría que no cesa

Las entidades listadas en el Ibex 35 han caído entre un 18% y un 38% en dos años y cotizan a niveles de 2005 en el mejor de los casos.

Ilustración que representa al sistema financiero.
Ilustración que representa al sistema financiero.Thinkstock

No es nada fácil convencer a quien precisamente no quiere dejarse convencer. Los mercados financieros han entrado en modo castigo para activos españoles, con la banca en el punto de mira. La debacle irlandesa se ha saldado con una depreciación media semanal del 7,83% en las seis entidades listadas en el Ibex 35. Aunque muchos analistas opinan que el castigo bursátil ha sido excesivo, sacar al sector financiero del atolladero será complicado. "No hay argumento fundamental para cambiar las carteras de inversión. Pero el miedo es libre", reconoce Alejandro Babío, analista de Fineco, que admite que el mercado ha establecido "una correlación uno a uno entre la percepción de riesgo de la deuda pública y la banca".

La justificación ha venido esta vez por la claudicación de Irlanda, incapaz de rescatar a su sistema financiero, al que ya le había inyectado 45.000 millones de euros que elevaron el déficit público a la escalofriante cifra del 33% del PIB. Las diferencias entre la banca española e irlandesa son más que evidentes para quien tenga interés real en contrastarlas. Los activos de la banca irlandesa equivalen a 10 veces el PIB del país, mientras que en España son de 3,3 veces, lo que da idea del peso relativo de uno y de otro. Es cierto que los bancos españoles han recurrido masivamente a la ventanilla de financiación del BCE -su apelación representa alrededor del 20% de todo lo que concede el Eurosistema-, pero estos recursos no solo se han reducido en más de la mitad en los últimos tres meses, sino que además solo equivalen al 2,1% de los activos de la banca y a un 6% del PIB. En el caso irlandés, la situación es sencillamente insostenible: los préstamos representan el 77% del PIB, con un incremento de 20 puntos en un trimestre, y el 7,1% de los activos bancarios, según datos recopilados por las firmas Morgan Stanley y Credit Suisse.

Frente al nerviosismo imperante en las plazas financieras, Credit Suisse destaca que las necesidades financieras de España son "manejables" siempre que el rendimiento exigido al bono soberano a 10 años no supere el 6,5% -el viernes se situó en el 5,178%- y destaca cinco virtudes: el recurso al BCE se ha reducido "drásticamente"; es "improbable" que haya elecciones generales antes de marzo de 2012; el Estado está "en visos" de conseguir el objetivo de reducción del déficit hasta como máximo el 9,3% en 2010; "la gestión del sistema bancario ha sido mucho más anticíclica" que en otros países y el "sistema de protección para el acreedor es mucho más duro que en Europa", lo que reduce la probabilidad de impagos en préstamos hipotecarios.

El gobernador del Bundesbank y miembro del consejo del BCE, Axel Weber, echó un capote a la atribulada banca este jueves al subrayar que era "muy improbable" que España se viera abocada a seguir los pasos de Grecia e Irlanda.

Pero el dinero no solo suele pecar de cobardía, sino que además siempre juzga en términos relativos. Y si bien es cierto que la situación española es mejor que la irlandesa, la realidad es que países como Francia y Alemania se encuentran ya a muchas millas de distancia, sin olvidar que la tasa de paro sigue duplicando al promedio de la UE. "España está ante un desafío de credibilidad. La mitad del sector aún no ha hecho sus deberes y otro tanto de lo mismo ocurre con la economía. Están obligados a cumplir sus promesas", expone el profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), Enrique Pérez-Hernández.

La vuelta atrás de la cotización

Desde que Lehman Brothers se declarara en quiebra el 15 de septiembre de 2008, desatando un seísmo financiero de proporciones épicas, la retirada de posiciones en el sector bancario ha sido constante. Los especialistas han recomendando permanentemente apostar por los dos grandes bancos diversificados internacionalmente, Santander y BBVA, pero tampoco ellos han salido bien librados del embate del mercado. La entidad presidida por Emilio Botín se ha depreciado un 18,79% en poco más de dos años y la de Francisco González, un 27,07%. Banesto cede un 22,86%; Bankinter un 34,83%; Popular, un 38,12% y Sabadell, un 38,67%.

La banca del Ibex 35 está aún por encima de los suelos que tocó durante la crisis fiscal de Grecia en primavera y mucho mejor que en marzo de 2009, el mes que de momento representa el fondo de la actual crisis medida en términos bursátiles. Con todo, los niveles de cotización actuales suponen una dura vuelta atrás. Las acciones de Santander se venden al mismo precio de que en otoño de 2005 y eso que son las que resultan mejor paradas. BBVA, Sabadell, Bankinter y Banesto están, con sus matices, a precios del año 2003 y el peor caso es de Popular, que cotiza al mismo precio que a comienzos del año 2000.

¿Cómo se explica esta mala situación? Sobre la mesa hay varios problemas de primera magnitud: la reestructuración del sector y el ajuste del exceso de capacidad instalada; el nulo crecimiento del crédito al sector privado, estancando desde junio de 2009; el deterioro de márgenes ante la guerra por captar depósitos para reforzar los balances; el incremento de la morosidad por la persistencia del desempleo elevado y la falta de pulso económico; la rápida consumición de las provisiones genéricas dotadas durante la fase expansiva; el exceso de peso de la deuda pública (española) en el balance, que ha crecido un 60% en dos años, y la gran incertidumbre que reina sobre los 1,1 billones de euros en créditos al ladrillo, constituidos por préstamos hipotecarios, construcción y promoción.

"El 60% del crédito de la banca está concentrado en el ladrillo. Es posible que el mercado no se crea que no vaya a haber más problemas. Cuesta creer que la tasa de mora 5,4% se mantenga, sobre todo a la luz de ejemplos como Caja Castilla la Mancha, cuyas cifras de morosidad se duplicaron un día después de que el Banco de España interviniera. Por eso, el mercado le pide lo mismo que pide el Banco de España: que las entidades sean transparentes", resume el investigador del IVIE, Joaquín Maudos.

El supervisor va a obligar a bancos y cajas a que en sus resultados trimestrales y avances proporcionen información detallada sobre la cartera de promoción, construcción e hipotecaria residencial, así como las garantías, el estado de pago y las coberturas. Adicionalmente, las cajas han recibido por parte del Banco de España, el Ministerio de Economía y hasta del BCE, por boca del representante español, José Manuel González-Páramo, una suerte de ultimátum para que completen su reestructuración antes de que acabe el año. Esto implica resolver el sobredimensionamiento actual de la red de oficinas y servicios centrales, nombrar los nuevos consejos y equipos ejecutivos, así como constituir los bancos que funcionarán como organismos centrales.

El peso de la deuda

Un elemento que añade complicaciones, a juicio de Joaquín Maudos, es la competencia del Estado y las Comunidades Autónomas al emitir deuda. La banca afronta en 2011 vencimientos por 91.500 millones. Este año, las entidades han emitido 55.580 millones de euros. Los diferenciales a pagar sobre las tasas de Euríbor a tres meses o el Mid Rate Swap, los dos tipos de interés más habituales, han evolucionado del entorno de 45-50 puntos básicos a comienzos de año a situarse ahora por encima de 200 puntos.

La desconfianza también tiene mucho de estrategia. "Hay una presión constante desde los bancos extranjeros para que los Estados se hagan cargo de las obligaciones del sector bancario. Les interesa que España acuda al rescate de la banca, porque así se aseguran el cobro", advierte Nicolás López, de M&G Valores. El Banco de Basilea subraya que la banca de Alemania, Francia, Holanda y Bélgica posee 885.000 millones en activos de deuda pública y privada de los países bajo presión, casi el 50% corresponde a España.

La banca española está cotizando a ratios de PER (veces que el beneficio está contenido en la acción) inferior a 10 veces y por debajo del valor contable de sus activos, en el caso de Santander y BBVA. "Es irracional y un nivel suficientemente atractivo para invertir en Bolsa, siempre que sea con un horizonte de largo plazo y un perfil tolerante al riesgo. Tiene que llegar un momento en el que el riesgo se estabilice", concluye Nuria Álvarez, de Renta 4. La cuestión ahora es saber determinar cuándo cambiarán las tornas.

Las claves que dominan la situación del sector

La cotización. La banca es el peor sector de Europa en el año, con unas pérdidas medias del 12,67%. Entre los perdedores, hay representantes de todos los países en apuros: el portugués Espírito Santo cede un 34,95%; Bankinter, un 42,1%; Piraeus Bank, un 62,4% y Bank of Ireland, un 68,66%.El riesgo soberano. España, Irlanda, Portugal y Grecia se caracterizan por padecer gran debilidad económica y un abultado desequilibrio público. Esto ha hecho que la prima de riesgo de España haya alcanzado máximos en la era del euro, al situarse en 244,4 puntos.Las cajas de ahorros. La reestructuración de las cajas es uno de los grandes puntos pendientes. De las 45 cajas que había antes de la crisis, ahora solo quedan 36 y cuando concluya todo el proceso, 34. De ellas, 21 estarán integradas en cinco fusiones virtuales, llamadas SIP, habrá otros ocho procesos de fusión y cuatro quedarán sin cambios. El resultado final es que puede hablar de 17 grupos. Las ayudas prestadas a través del FROB ascienden a 10.581 millones e implican una reducción del número de oficinas de entre el 10% y el 30%.Los test de estrés. España es el único país que decidió someter a todo su sistema financiero a las pruebas de resistencia que se publicaron el 23 de julio. Ayudó a mejorar la confianza, pero no es suficiente. La UE hará nuevos test de estrés el año que viene.

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