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Columna
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Las dos Coreas y el mercado

Los mercados asiáticos no están fijando precios para la guerra nuclear, después de que Corea del Norte abriera fuego en el sur. Esto no significa que la situación no sea seria -el ataque es uno de los actos más agresivos del Norte en años y llega en un momento de transición política delicada del Estado ermitaño-. Pero los inversores pueden apoyarse en China, el mayor vecino de los norcoreanos, para mantener la paz.

El colapso de Corea del Norte sería malo para China. Al igual que una avalancha de inmigrantes sobre el río Yalu. Amnistía Internacional estima que 50.000 cruzan la frontera cada año. La participación de China en la Guerra de 1950 le costó 400.000 vidas, entre ellas la del hijo del presidente Mao. Pero ahora parece feliz de apoyar un Estado de caos contenido. El 57% de las importaciones de Corea del Norte venía de China en 2008, mientras que el Banco Mundial ha estimado que suministraba el 90% de la energía.

Los inversores creen que el delicado equilibrio se mantendrá. Ni China ni EE UU quieren una guerra, pero no hay lugar para la complacencia. Los mercados han demostrado su escasa capacidad de predecir eventos como los de 2008. Y el régimen norcoreano sigue siendo una caja negra. Esto hace que el enfrentamiento sea una advertencia, más no aún una crisis. Significa que EE UU y China deben trabajar más arduamente para resolver sus diferencias en torno a los desequilibrios financieros. Los desacuerdos económicos no suelen causar una guerra, pero pueden evitar la unión de las superpotencias mundiales cuando realmente importa.

Por John Foley

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