Recuperar la confianza
Ningún gobierno, sobre todo occidental, está dispuesto a volver a caer en recesión, y para ello van a hacer todo lo que esté en su mano para evitarlo. Estamos viendo diversas actuaciones, pero existe gran desincronización entre distintos países, como ejemplo claro, la falta de acuerdo en la última reunión del G-20. La divergencia comienza a ser preocupante si comparamos EE UU y Europa. Los primeros inundando de liquidez el mercado e intentando mantener la política fiscal expansiva, buscando devaluar la moneda para conseguir crecimiento en su economía y en el caso europeo inmersa en un mosaico de situaciones e incertidumbres con denominador común, recorte agresivo de gastos, reducciones de déficit, políticas fiscales restrictivas y reducción gradual de liquidez por parte del BCE. ¿Quién da más?
Mientras, el hecho de que los ministros de Economía y Finanzas de la UE hayan accedido auxiliar al Gobierno irlandés y que los representantes de los 27 negocien con Dublín el plan de ajuste para hacer frente a las necesidades del Tesoro hasta 2013 y a las pérdidas de bancos irlandeses, es indicativo de que la hoja de ruta, destinada a recuperar la confianza, se va cumpliendo. Aunque falta conocer los detalles de los avales, implica un ejercicio de transparencia. Ahora bien, Irlanda es el segundo país del Eurogrupo que pide ser rescatado y la cuestión es, si seguirá Portugal o si a Portugal le puede seguir España e Italia. Los problemas de financiación de los países periféricos no son fáciles, dado que sus tipos de financiación siguen elevados, en mercados tradicionales y en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.
Así, los temores sobre recapitalización del sistema bancario irlandés han impulsado los diferenciales de rentabilidad de su deuda respecto al bono alemán a diez años hasta récords históricos de 4% -así como los de Portugal- y el coste de sus seguros de crédito credit default swap se ha llegado a ampliar considerablemente ante la preocupación de que no fuera capaz de cumplir su calendario de amortización.
Irlanda venía siendo caldo de cultivo cuando el Anglo Irish Bank llegó a considerar convertir sus deudores en titulares híbridos con cargas en la reestructuración de su capital. El sentimiento quedó más afectado cuando Moody's rebajó la calificación de la deuda de Anglo Irish y el Gobierno irlandés se vio obligado a comprometer recursos para respaldar al sistema bancario. Con el rescate en marcha, esperemos que los mercados comiencen a descontar las ventajas de la nueva situación y se empiece a reducir gradualmente la prima de riesgo.
Gonzalo Rengifo. Director general de Pictet Funds en Iberia y Latinoamérica