¿Es posible volver a una UE sin moneda única?
Los expertos tildan de "suicidio" desvincularse del euro.
Todos los temores sobre una posible ruptura de la unidad económica de la Unión Europea se avivaron el domingo con la confirmación del rescate a Irlanda. Hace seis meses, cuando la crisis griega estaba en un su punto más álgido y los países más endeudados de la zona euro sufrían el castigo sobre su deuda soberana, se tomó una decisión histórica, no sin reticencias de algunos miembros, en especial de Alemania: crear un fondo de 750.000 millones de euros para el rescate de estados miembros en dificultades, con el que se marcó como primer objetivo salvaguardar la viabilidad de la unidad monetaria frente a los ataques del mercado.
El siguiente país en ser intervenido puede ser Portugal y en el punto de mira también se ha situado España, lo que representaría en el caso de que se produjera un punto de inflexión. El PIB de España representa el 9,3% del de la zona euro, muy por encima de lo que suponen Grecia (un 2,1%), Irlanda o Portugal (un 1,4% respectivamente). Pero, ¿está en disposición la zona euro de seguir aguantando intervenciones de países miembros sin que se quiebre su cohesión económica y se ponga en duda la existencia del euro?
Para Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor de Economía del Instituto de Empresa, la posible salida de la zona euro de cualquier nación sería en la actualidad un auténtico suicidio. "Si esta cuestión se planteaba hace un año, todo el mundo habría pensado que era ciencia ficción". En su opinión, la UE tiene capacidad para rescatar a Irlanda, Grecia o Portugal, aunque el caso de España es completamente distinto. "No tanto por la capacidad de la UE para asumir el rescate si se produjera, si no por la propia credibilidad de la unión monetaria. La salida de España haría inviable la continuación del actual modelo", recalca.
Tras cumplir diez años, la zona que aglutina a los dieciséis países que comparten el euro, según Martínez Lázaro, requiere de reformas profundas, en especial en materia fiscal. "No es posible tener una moneda única con 16 sistemas fiscales diferentes", subraya en referencia a las diferencias impositivas entre miembros. Un buen ejemplo es el caso irlandés, con un tipo de Sociedades del 12,5%, lo que supone, si se le compara con España, tres veces menos.
Los analistas creen que por ahora las ventajas que ofrece la pertenencia a la zona euro están muy por encima de las desventajas. "Es obvio que está en cuestión la zona euro, pero también es una evidencia que ahora mismo cualquier país está mejor dentro que fuera", señala David Cano, analista de AFI. Frente a aquellos que defienden la independencia monetaria de cada país para poder realizar devaluaciones de la moneda y así ganar competitividad, algo que solo se produciría con la salida de la unión monetaria, Cano apunta las ventajas de una economía que comparta una misma moneda. "La disciplina presupuestaria hace más complicado el crecimiento económico, pero lo hace más sano. Las devaluaciones solo sirven para empobrecer a un país frente al resto de economías", subraya.
En la misma línea, Martínez Lázaro advierte que el beneficio que se obtendría devaluando la moneda, "como mínimo tendrían que ser de dos dígitos" se vería neutralizado por el crecimiento exponencial del nivel de endeudamiento. "La deuda habría que pagarla en euros y eso incrementaría el nivel de endeudamiento público al menos por dos o por tres", subraya.
En el caso de que siguieran produciéndose intervenciones de países y que la zona euro se resquebrajara, ¿quién sacaría beneficio de todo ello? Evidentemente los principales socios comerciales de la zona euro, que se ha convertido en la segunda mayor región del PIB y la mayor zona comercial del mundo (con el 40% de los intercambios mundiales), que tendrían capacidad para depreciar sus monedas y se aprovecharían de la debilidad de las divisas nacionales. Y entre ellos están, por este orden, China, Reino Unido y Estados Unidos (ver gráfico de arriba), que aglutinan uno de cada tres euros que compra la zona euro".