Bruselas fracasa en su intento de aislar a la zona euro de la crisis irlandesa
La Unión Europea intentó ayer sin éxito aislar a la zona euro y, en particular, a la península Ibérica, de los efectos de la crisis irlandesa. Bruselas aseguró que Madrid y Lisboa ya han adoptado las medidas preventivas necesarias. Pero las dudas sobre el anunciado rescate de la isla siguen alentando el temor a una crisis sistémica en la zona euro.
Bruselas empezó ayer a perder el control sobre la crisis irlandesa, justo en el momento en que el peligroso foco parecía aislado y llamado a extinguirse bajo un chorro de unos 80.000 millones de euros en préstamos de la UE, el FMI, Reino Unido y Suecia.
Pero el día después de la petición oficial de ayuda por parte de Dublín, cursada el domingo por la noche y aceptada de manera inmediata por Bruselas, dejó claro que los "bomberos" comunitarios, como se autocalificó ayer el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, no pueden garantizar que el viento bursátil no lleve la chispa irlandesa hasta otros países de la zona euro.
Las dudas políticas y económicas sobre el resultado del inminente rescate de Irlanda obligaron ayer a los líderes comunitarios a negar en tromba el riesgo de que la crisis se propague al resto de la zona euro, con Portugal como socio más vulnerable y España como pieza imprescindible a proteger.
La UE no descarta ataques especulativos contra España y Portugal
"No creo que exista un riesgo inmediato de contagio", intentó tranquilizar el presidente del Eurogrupo (países de la zona Euro), Jean-Claude Juncker. "El hecho de que hayamos resuelto el caso irlandés", añadió, "indica que nos tomamos muy en serio la estabilidad financiera y la cohesión de la zona euro".
En la misma línea se expresó la Comisión Europea, que insistió en la especificidad de la crisis irlandesa, provocada por su insostenible sector financiero, y aseguró que tanto el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como el de José Sócrates ya han adoptado las medidas necesarias para evitar cualquier que la llamas de la deuda pública irlandesa lleguen hasta los bonos españoles y portugueses.
"Portugal ha preparado un presupuesto para 2011 con una ambiciosa consolidación presupuestaria", recordó el portavoz de Rehn. Y calificó también de "adecuadas" y suficientes las medidas de austeridad y las reformas estructurales aprobadas ya por España.
Pero los mensajes de calma de Bruselas se estrellaban contra la creciente incredulidad sobre la viabilidad del rescate irlandés. La petición de ayuda ha desencadenado en Dublín un cisma político que amenaza la supervivencia del Gobierno de Brian Cowen y, por tanto, la aplicación del drástico plan de ajuste que la UE y el FMI reclaman a cambio de los préstamos. "Está claro", conminó ayer Rehn, "que después de lo ocurrido Irlanda dejará de ser un país de fiscalidad baja y pasará a ser de fiscalidad normal".
Los detalles del ajuste podrían conocerse entre hoy y mañana, en vísperas de una elección parcial en Irlanda que amenaza con reducir la frágil mayoría parlamentaria de Cowen. El plan aspira a reducir el déficit público desde el 32% previsto para este año al 3% en 2014. Entre las medidas figuraría, según la prensa irlandesa, un incremento del IRPF, la creación de nuevos impuestos (sobre la propiedad inmobiliaria y el consumo de agua, por ejemplo), la reducción del salario mínimo (que con 1.461 euros al mes es el segundo más elevado de la UE), un recorte del 10% en el gasto social en cuatro años y la eliminación de 28.000 puestos de trabajo en las administraciones públicas. Bruselas exige, además, una cláusula de revisión anual que permita endurecer las medidas tan pronto como estén en peligro los objetivos de reducción del déficit.
Los aliados gubernamentales de Cowen, el partido Verde, se mostraron ayer dispuestos a aprobar el 7 de diciembre los primeros recortes del déficit, por valor de 6.000 millones de euros, incorporados al Presupuesto de 2011. Pero la supervivencia política de Cowen hasta esa fecha o más allá no está, ni mucho menos, garantizada.
En ese clima, las palabras de Juncker resonaron como una seria advertencia. "Las acciones especulativas contra Portugal y España no están justificadas, pero no se pueden descartar". Y las del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ante un hemiciclo vacío del Parlamento europeo, apuntaron al origen de un incendio que para Fráncfort es intencionado: "la mala gobernanza de la zona euro". Los desconfiados mercados parecen compartir el diagnóstico.
Alemania. Merkel reclama rapidez en la concesión de ayudas
El riesgo de contagio de la crisis irlandesa a otros países de la zona euro será menor en función de la rapidez con la que se pongan los fondos a disposición de Irlanda, según indicó ayer en rueda de prensa el portavoz del Gobierno alemán Steffen Seibert. "Claramente el riesgo de contagio disminuirá cuanto más rápido se conceda la ayuda", dijo Seibert, quien reiteró la idea del Ejecutivo alemán presidido por Angela Merkel de que en el futuro se haga responsables a los inversores del coste de potenciales rescates. Por su parte, los analistas de Barclays Capital consideran que, a pesar de que las necesidades de Irlanda, Portugal o España "deberían estar bien cubiertas" durante los próximos dos años, los problemas subyacentes todavía persisten "y más tienen que venir" desde la periferia del euro. A su vez, desde Bank of America Merrill Lynch advierten de que "el riesgo de contagio no es desdeñable", puesto que, tras el rescate de Irlanda, los mercados podrían centrarse en Portugal y España.
Reino Unido y Suecia. Londres y Estocolmo ofrecen 9.000 millones
Las ayudas europeas a Irlanda no se limitarán a los países que comparten el euro. El Reino Unido avanzó ayer que su aportación total al rescate alcanzará los 7.000 millones de libras esterlinas (unos 8.180 millones de euros), según apuntó el ministro de Economía, George Osborne. La ayuda británica a Irlanda se producirá en forma de un préstamo bilateral directo, aparte de la participación de Reino Unido en el plan de rescate internacional liderado por la UE y el Fondo Monetario Internacional. Osborne explicó que Irlanda es "un amigo en apuros" y subrayó que la ayuda al país vecino resulta de interés nacional para el Reino Unido.Por su parte, el ministro sueco de Finanzas, el conservador Anders Borg, señaló que el Gobierno del país escandinavo ofrecerá a Irlanda entre 5.000 y 10.000 millones de coronas suecas (de 500 a 1.000 millones de euros), también mediante préstamos bilaterales que deberán ser aprobados previamente por el Parlamento.
Portugal. Sócrates rechaza un rescate para Lisboa
El primer ministro portugués, José Sócrates, afirmó ayer que su país superará la crisis sin ayuda exterior. "Portugal no tiene ningún problema en su sistema financiero", subrayó el dirigente socialista en un encuentro con medios de comunicación, en el que afirmó que la situación de su economía "está en la media de la UE". Sócrates manifestó su confianza en que la ayuda europea a Dublín "calme los mercados y pare la especulación, que no tiene ningún sentido". Pero la presión sobre la deuda soberana lusa no deja de subir en los mercados, donde la prima que la penaliza superó ayer los 420 puntos básicos respecto al bono alemán a diez años.El primer ministro afirmó que Portugal sufría un "un nítido efecto de contagio" de la situación irlandesa, pero no hay "ninguna relación" entre la situación de ambas naciones. Según recordó, el saldo presupuestario del país no es comparable a la de Irlanda, su sistema financiero ha sido de los más resistentes a la crisis, y además no ha padecido una burbuja inmobiliaria.