"Es necesario instaurar la cultura del esfuerzo"
Abogado, ha realizado toda su carrera en Mapfre, donde ha ocupado altos cargos. Es coordinador del máster de Responsabilidad Social de la Universidad de Alcalá de Henares y vocal del Consejo Estatal de RSE
El responsable de coordinar las políticas de responsabilidad social de la aseguradora más grande de España subraya la importancia que cobra la RSC en tiempos de crisis y defiende su carácter voluntario frente a la pretensión de regularla.
¿Qué efectos ha tenido la crisis en la política de responsabilidad social de las empresas?
La crisis ha puesto de relieve que tenemos que cambiar algunas cosas que hemos estado haciendo mal, para hacerlas mejor en el futuro. Cuando hablamos de responsabilidad social (RS), hablamos en el fondo de una nueva forma de gestionar la empresa, y la crisis ha puesto de manifiesto que esta es absolutamente necesaria en este momento.
¿Qué hemos estado haciendo mal?
Imperó el facilismo. Nos creíamos que todo el mundo era capaz de hacerse rico y durante mucho tiempo hemos estado viviendo como tales sin serlo. Nos olvidamos de que había una cosa que se llama cultura del esfuerzo, cultura del trabajo y cultura de la decencia, que es absolutamente necesario instaurar.
¿Cómo de arraigada está la RSC en las empresas españolas?
En las grandes empresas se habla naturalmente de RSC, hay altos ejecutivos ocupándose del tema, se editan memorias de RSC y se apuesta por alianzas público-privadas y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que a nosotros nos parece singularmente importante. Creo que las grandes empresas españolas tienen asumido que la RSC es el futuro. Poco a poco van a ir arrastrando, sin necesidad de hacer demasiadas cosas, salvo fomentar estas políticas, a las pymes.
Según Forética, solo una de cada dos empresas de menos de diez trabajadores tiene políticas de RSC.
Muchas pymes hacen políticas de RSC sin saber que eso se llama así. Lo importante es que desde las grandes empresas, el Consejo Estatal de Responsabilidad de las Empresas, instituciones de la sociedad civil y la universidad, seamos capaces de fomentar entre ellas prácticas dándole el nombre correcto.
¿Qué modelo utiliza Mapfre para hacer su informe social?
Tratamos de cumplir los criterios del GRI (Global Reporting Initiative) y estamos trabajando para incluir criterios locales de los países donde tenemos filiales. Nuestro propósito es publicar en el futuro una memoria global de RSC y otras tantas en cuantos países estamos instalados. En 2007 empezamos a editar un informe en Brasil y el próximo año vamos a hacer lo mismo en Perú y EE UU.
¿Comparte la opinión de que deberían homologarse los informes?
Deberían homologarse no los informes, sino los criterios de verificación de los mismos. Lo que no le gusta a las empresas es que todo sea exactamente igual, pero probablemente los criterios de verificación sí deberían ser universales para que cualquiera que acceda a ellos, ya sea inversionista, cliente o público en general, sepa a qué atenerse al leerlos.
La RSC, ¿debe ser voluntaria u obligatoria?
Voluntaria, sin duda alguna. Eso no quiere decir que en el futuro no debamos fomentar políticas de RSC -con o sin ventaja, eso ya se vería- en empresas medianas y pequeñas, pero la RSC es claramente un movimiento voluntario en el que en el futuro debemos estar todos implicados. No hay que hablar tanto de RSC de las empresas sino de las organizaciones. El conjunto de éstas, ya sean empresas o instituciones, tiene que tener sus políticas de RSC, porque en este mundo en el que nos ha tocado vivir en el futuro tendremos que hablar siempre de multilateralidad, y eso es hablar de corresponsabilidad.
Es fácil imaginar cómo lleva a la práctica esa filosofía una petrolera o una fábrica. Pero ¿y una compañía de seguros?
El seguro es sobre todo una industria solidaria, yo creo que la más solidaria que hay. Una petrolera se preocupa de que sus plataformas no contaminen, pero esa es su obligación, es el paso previo para hablar de RSC. Sin cumplir la ley no podemos hablar de RSC. En el sector seguros, desde esa solidaridad que le es innata, se pueden hacer grandes cosas.
¿Alguna campaña, actividad o inversión social de la que se sienta orgulloso?
Me quedo con el modelo de RSC de Mapfre, que es genuino e integral. Entre otras cosas porque permite que convivan el cumplimiento de la ley, la transparencia y la ética, con una forma de relacionarse con todas las partes interesadas que busca la mejora permanente de lo que Mapfre hace y que la comunicación sea fluida. Y también porque creemos que en el ámbito de la acción social hacemos muchas cosas en favor de esa sociedad con la que estamos firmemente comprometidos.
Una dirección y diez principios rectores
Las prioridades de empresas y ciudadanos en materia de RSC no son necesariamente coincidentes. De acuerdo con Forética, mientras que el ciudadano tiene una visión más sesgada a la vertiente social (laboral, incluso) que la empresa, esta última otorga un mayor peso al medio ambiente.Almagro explica que en el caso de Mapfre no se prima un aspecto sobre otro, sino que la política de RSC se articula en torno a diez principios en los que están incluidas políticas medioambientales, laborales y culturales, entre otras. "Tratamos de ir acompasando cada una de esas políticas". "Pero es cierto que hay que hacer un grandísimo esfuerzo pedagógico, sobre todo por parte de las multinacionales, pero también del Consejo Estatal de RSE y de los medios de comunicación, para que los ciudadanos entiendan que hablar de RSC es hablar de ese cumplimiento del deber con compromisos. Hoy las empresas ocupan un lugar muy importante en el mundo económico y social, y precisan que las personas conozcan que, además de hacer lo que hacen, tienen un compromiso con la propia sociedad". Para cumplir con estos diez principios, la aseguradora cuenta con una dirección de responsabilidad social dependiente de una dirección general que está a cargo de Almagro.En el ámbito de la acción social, el grupo ejecuta sus políticas a través de la Fundación Mapfre, que ha puesto en marcha programas relacionados con la discapacidad y, en América Latina, la educación de los niños.