El agujero negro de un sector bancario en apuros
La burbuja inmobiliaria irlandesa continúa aumentando la factura.
La delicada situación del sistema bancario irlandés se ha convertido en el epicentro de la última oleada de la crisis soberana en Europa. No es para menos. Las necesidades de capital del sector han supuesto un agujero a las arcas públicas del país y aún se desconoce cuánto aumentará la factura final. Las inyecciones millonarias que ha recibido banca suponen alrededor del 26,5% del PIB del país y se prevé que la cifra final supere incluso el 33%.
Los años de excesos salen caros. El desmesurado crecimiento del crédito en Irlanda entre 2002 y 2007 -aumentó a una tasa anual del 25%- alimentó una burbuja inmobiliaria cuyos riesgos salieron a la luz con el desplome de los precios. Los préstamos a residentes y no residentes ascendían a 850.000 millones en septiembre, unas 5 veces el PIB del país, lo que da una idea de la excesiva dimensión del sector y de la dificultad de encontrar una solución doméstica al problema.
El pinchazo inmobiliario y la fuerte contracción económica generaron una espiral nociva para la banca por su elevada exposición al crédito promotor. Las enormes pérdidas generadas comenzaron a poner en duda la solvencia del sector, lo que llevó al gobierno a garantizar los depósitos y la deuda sénior en septiembre de 2008. Fue el primer paso al que siguieron otras de medidas de auxilio. La nacionalización de Anglo Irish Bank en enero de 2009 y la creación en abril de 2009 de NAMA (National Asset Management Agency), una agencia diseñada para absorber los activos tóxicos del sector, fueron decisiones clave para la reestructuración de la banca.
NAMA se creó para adquirir activos inmobiliarios de las cinco principales entidades (Bank of Ireland, Allied Irish Banks, Anglo Irish Bank, EBS Building Society y Nationawide Buldin Society) a un precio inferior al de los libros. Hasta la fecha han transferido activos por 51.000 millones a este vehículo y se espera que a final de año cuando finalice el programa la cifra ronde los 73.600. "El descuento medio que ha tenido que asumir el sector ronda el 60%. Esto ha forzado a sacar pérdidas a relucir. A cambio han recibido bonos que pueden usar como colateral ante el BCE", dice Oliver Gilvany, de Dolment Securities.
El problema es que el deterioro del sector inmobiliario sigue causando estragos. "El precio de la vivienda sigue cayendo. Esto provoca que caiga el precio del colateral y la necesidad de financiación sea mayor. Por eso se baraja un horquilla a la hora hablar de las necesidades finales del sector", comenta Juan Ramón Caridad, director general de Swiss & Global AM. "Asumiendo que la tasa de pérdidas de la cartera hipotecaria aumenta otro 50% y se sitúa en el 7,5%, el sistema sufriría unas pérdidas adicionales de 3.600 millones", advierte Unicredit.
El temor a que las necesidades de capital sigan aumentando en un momento en el que el sector tiene completamente cerrado su acceso a la financiación al mercado es una de las principales preocupaciones, especialmente si la situación económica empeora y las pérdidas siguen aumentando. En septiembre los bancos irlandeses solicitaron 80.000 millones al BCE, el 50% del PIB del país.
Las ayudas que ha recibido el sector ascienden ya a 42.400 millones y se teme que alcancen los 53.000, el 33% del PIB. "No descarto que lleguen a los 60.000", advierte John Cotter, director del centro de mercados financieros de la University College Dublin. Anglo Irish, la tercera entidad del país, es la que está en peor situación y ha necesitado 29.500 millones que se espera aumenten a 34.500, Irish Nationwide ha recibido fondos por valor de 5.400 millones, mientras que Bank of Ireland (3.500) y Anglo Irish Bank (8.500), los dos primeros bancos del país, han recibido transferencias de la reserva del fondo de pensiones.
La cifra
450% aumentó el precio de la vivienda en Irlanda entre los años 2000 y 2007, causante de los excesos de la banca.
El mercado aguarda la subasta de hoy para fijar la prima de riesgo española
En una jornada en la que los mercados de deuda se relajaron ligeramente, la prima de riesgo española -medida como el diferencial del rendimiento entre los bonos alemanes y españoles a 10 años- escaló 4,4 puntos básicos (100 equivalen a un punto porcentual), hasta cerrar en 202,9.Este moderado aumento se debió a la caída del rendimiento de la deuda alemana (del 2,622% al 2,601%) y también al incremento del de la española, del 4,607% al 4,630%. La rentabilidad de la referencia a 10 años está ya en niveles de mediados de julio y se acerca al récord del 4,88% de junio.El mercado está a la espera de conocer el resultado de la subasta que celebrará hoy el Tesoro para tomar decisiones sobre la deuda española. El objetivo es colocar entre 3.000 y 4.000 millones de euros en obligaciones a 10 y 30 años. En la anterior subasta de deuda a 10 años, celebrada el 16 de septiembre, la demanda ascendió a 6.319,5 millones de euros y se adjudicaron 2.723,1.La prima de riesgo en el bono a dos años también subió 4,4 puntos básicos, hasta 176,8. Los expertos consideran que el hecho de que su diferencial sea inferior al que registra el bono a 10 años revela que el mercado detecta menos peligros a corto plazo.Mientras, las primas de riesgo lusa e irlandesa se redujeron levemente, entre informaciones publicadas por Bloomberg de que el BCE estaba comprando deuda de países periféricos de la UE. El diferencial de Portugal a 10 años se redujo un 1,4%, hasta 408,6 puntos básicos, y el de Irlanda, un 1,8%, hasta 551,6. Si finalmente se confirma que el organismo presidido por Jean-Claude Trichet ha comprado bonos, sumaría adquisiciones por tres semanas consecutivas. En las dos anteriores, destinó a este propósito 1.775 millones de euros.La subasta de letras a 12 meses celebrada en Portugal contribuyó también a aplacar el miedo. Aunque se quedó lejos del objetivo máximo de colocación (1.250 millones) sí cubrió el expediente con cierta solvencia, al vender 750 millones.