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Tribuna
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Cómo llegar a ser una multinacional

En un momento en el que la crisis económica azota con fuerza a la economía española y muchas voces críticas cuestionan su fortaleza, un factor clave que contribuye a mantener la confianza sobre las posibilidades de nuestra economía es el incuestionable éxito de las multinacionales españolas. En poco más de 20 años, e impulsadas por varias generaciones de ejecutivos formados en muchos casos en escuelas de negocios españolas de prestigio internacional, empresas como Telefónica, Repsol, Banco Santander, BBVA, ACS, Ferrovial, Iberdrola e Inditex, por nombrar solamente algunas, han pasado a ocupar posiciones muy relevantes en sus respectivos rankings sectoriales a nivel global.

Estas empresas, de acuerdo con datos que hemos recopilado para el Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), no suponen más que la punta de un iceberg compuesto por aproximadamente 2.000 empresas españolas que han establecido operaciones de producción y distribución en el exterior. Entre estas cabría destacar otras muchas que han sabido dar el salto a la economía global en muy poco tiempo y, lo más importante, sin contar como punto de partida con tecnologías de vanguardia ni marcas renombradas internacionalmente.

En nuestro libro The New Multinationals (las nuevas multinacionales), analizamos las claves que explican esta rápida internacionalización. La primera de ellas es la excelencia en la ejecución. Aunque las multinacionales españolas no son líderes tecnológicos en sus respectivos sectores, han sabido diseñar y fabricar eficientemente bienes intermedios, o construir y poner en marcha instalaciones productivas y proyectos de infraestructura con rapidez y costes ajustados basándose fundamentalmente en su experiencia en España. Es muy conocida en este sentido la frase pronunciada por Iñaki Santillana en sus tiempos de presidente de Telefónica Internacional, en la que reconocía que la principal tecnología de Telefónica era su capacidad para "cavar zanjas", esto es, para ampliar con rapidez y eficiencia la red de telefonía básica en el extranjero. Esta capacidad fue crucial para maximizar el valor de sus inversiones en América Latina. Un segundo factor clave ha sido el crecimiento externo. En lugar de desarrollar proyectos en el exterior partiendo de cero a través de filiales de nueva creación, las empresas españolas han apoyado el grueso de su expansión internacional en alianzas estratégicas y adquisiciones de empresas en el exterior, lo que les ha proporcionado tecnología y saber hacer y/o una infraestructura local. La trayectoria de Santander ha sido paradigmática respecto del uso de alianzas y adquisiciones como forma de acelerar el crecimiento internacional.

Un tercer factor ha sido la capacidad para desenvolverse en países con entornos institucionales débiles, con grandes dosis de intervencionismo y sobrerregulación. Allí donde otras empresas con mayor experiencia internacional han desinvertido o no se han atrevido a entrar, muchas españolas han sabido hacerse un hueco capitalizando la experiencia acumulada en España, en donde hasta fechas no excesivamente lejanas la actividad económica estaba muy regulada. No deja de ser curioso que el mayor éxito internacional de Alsa haya sido en China, donde ha sabido vencer las diferentes barreras regulatorias. Por último, un factor adicional ha sido la capacidad de la empresa española para capitalizar su experiencia en nichos de mercado específicos. No ha pretendido combatir a las multinacionales establecidas con sus mismas armas, sino que se ha centrado en los segmentos de mercado donde contaba con una mayor ventaja competitiva, para posteriormente dar el salto a otros segmentos, como ilustra el éxito de Inditex.

Como comentamos en nuestro libro, así como en un artículo publicado en la Harvard Business Review, el caso de la multinacional española guarda paralelismos con el desarrollo de las multinacionales de países emergentes y menos desarrollados. El éxito de todas estas empresas nos recuerda que en la economía global se puede triunfar en el exterior, aunque se carezca de tecnología y marcas, si se cuenta con una estrategia acertada de aceleración de la expansión internacional.

Mauro F. Guillén / Esteban García-Canal. Director del Lauder Institute de la Wharton School / Catedrático de la Universidad de Oviedo

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