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Elecciones en Estados Unidos

El enfado y el miedo se imponen a Obama

Los republicanos están en posición de parar la agenda presidencial tras las elecciones del martes.

A los analistas políticos aún les cuesta creer el movimiento ideológico que ha habido en la sociedad de EE UU en apenas dos años. Del yes, we can se ha pasado al mad as hell (algo así como tener un enfado de mil demonios), un sentimiento cuya bandera enarbola el Tea Party, un movimiento extremo del Partido Republicano que clama raíces populares pese a estar bien engrasado por grupos de intereses y empresariales y promocionalmente a través de la cadena de televisión Fox.

Desde este movimiento, en el que se unen teorías económicas libertarias, que patrocinan el minimalismo del Estado y del Gobierno, y conservadurismo social (algo con lo que no comulgan necesariamente los libertarios) no hace más que crecer el enfado con respecto a la dirección en la que se mueve América, el papel del Gobierno y sus recetas keynesianas para la crisis. Eso, unido al desencanto de los independientes e incluso demócratas que dieron su voto a Barack Obama hace dos años, ha puesto al Partido Republicano en una posición ganadora en las elecciones de renovación del Congreso el próximo 2 de noviembre. Según las encuestas, hay 90 escaños demócratas en riesgo en la cámara de Representantes (que se renueva íntegramente) y se espera que al menos 39 de ellos terminen en las filas republicanas lo que daría el control a los conservadores y la presidencia de buena parte de los comités que es donde se inician las propuestas de contenido económico. Los republicanos también esperan anotarse avances en el tercio del Senado en juego pero es difícil (aunque no imposible) que se hagan con los 10 escaños que les darían la mayoría.

El problema para Obama, la razón del enfado generalizado y la desilusión de sus votantes que no están mostrando ganas de ir a las urnas, es que la economía no está recuperándose lo suficiente como para rebajar la tasa de paro que es la máxima preocupación de los estadounidenses.

Será un referéndum al Gobierno cuyas políticas se perciben negativamente

Según Gallup, la mayoría de los votantes sigue viendo a George W. Bush como el responsable de la crisis pero como explica Thomas Mann, analista político del Instituto Brookings, "esto es un referéndum a las políticas de Obama que se perciben negativamente porque la economía no se ha recuperado realmente". El cambio de tercio en el Congreso pone muy cuesta arriba la labor al presidente. "Mi nombre no está en las papeletas, pero sí lo está nuestra agenda para salir adelante y necesito que todo el mundo vote", dijo Obama el martes en un programa de radio dirigido a los afroamericanos.

A la sombra del Tea Party

Pero esta agenda en la que figuran tareas como la regulación energética y del cambio climático, la reforma de la inmigración e iniciativas para dinamizar la economía está en grave peligro. Aunque algunos candidatos del Tea Party van a ser derrotados de forma inapelable, el péndulo ya se ha movido, y en el lado demócrata muchos de los llamados blue dogs (los más conservadores) tienen muy difícil revalidar sus escaños por lo que va a ser difícil que haya muchos puentes de entendimiento.

Según Mann, "casi no quedan moderados en las filas republicanas en el Congreso y la dinámica política en el partido va a llevar a sus líderes a evitar negociaciones serias y compromisos.

Aunque Obama se reposicione ideológicamente, siendo como es un político pragmático de centro izquierda, será difícil que convenza a los republicanos para encontrar territorios comunes". Este analista lo tiene claro. "Exceptuando algunos pequeños temas como energías limpias, I+D, educación y comercio, espero una guerra bipartidista".

Unos comicios repletos de paradojas

Una de las encuestas realizadas por The Washington Post y ABC arroja un dato curioso: los legisladores demócratas no convencen al 61% de los americanos pero los republicanos tienen peor porcentaje. El 67% no tiene una buena opinión de ellos. Sin embargo, las encuestas dan como ganadores a los últimos. Es una paradoja electoral que solo se deshará si se confirma que quienes apoyan a Obama se abstienen y le están castigando.La otra paradoja es el giro ideológico. Steven Perlstein, columnista del Post, afirma que la impaciencia de los votantes se deriva del hecho de que no se entiende la situación económica. Thomas Mann está de acuerdo. "La gente está atemorizada, dolida y pesimista. Tienen opiniones muy vehementes y poca información para entender los problemas. El Tea Party abraza la idea del Gobierno limitado y sospecha de las élites pero sus "hechos probados" y soluciones son alternativas poco realistas para los políticos.

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