Guerra abierta por la moneda más débil
Las grandes economías del mundo aspiran a salir de la crisis por la vía de las exportaciones. De momento, China aguanta el pulso y la zona euro lleva la peor parte.
El tercer frente ya está abierto. Primero fue el ajuste de la política monetaria, luego el fiscal y ahora llega el del tipo de cambio. La situación de España, con una tasa de paro registrada superior al 20%, es una triste demostración de que los problemas más profundos de la crisis económica mundial distan mucho de estar resueltos. Las fuertes medidas expansivas, que han generado un rápido endeudamiento de los Estados, han evitado el colapso de la economía mundial pero, al mismo tiempo, la recuperación no ha servido para generar empleo. El resultado es una contracción masiva de la demanda doméstica. La economía interna no funciona. La solución: crecer vía exportaciones. Para ello, es ideal dejar que la moneda se devalúe. La medida se trunca cuando todas las economías intentan llevarla a cabo al mismo tiempo. Es una estrategia que históricamente no ha dado buenos resultados. Los expertos advierten que el resultado práctico puede ser una restricción del comercio exterior a escala mundial, a medida que los grandes bloques aceleran el comercio intraárea. Es algo similar a lo que ocurrió en 1929, tras el crack de Nueva York, cuando el proteccionismo general devino en una oleada de aranceles a la exportación que alargó la duración de la crisis y agravó sus consecuencias.
El ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantenga, fue el primero en hablar hace una semana de "guerra de divisas" y poco después anunció que elevaba del 2% al 4% el impuesto a las compras de bonos locales por parte de extranjeros en un intento de frenar la apreciación del real (un 10,7% en cuatro meses). La guerra ha empezado y la primera consecuencia es que el euro se ha convertido contra su voluntad en la segunda moneda de reserva y se ha encarecido un 17% contra el dólar en pocas semanas. El tema dominará las conversaciones que se celebran en Washington entre el FMI, Banco Mundial y los representantes del G-7 este fin de semana.
En los últimos tres meses, la divisa europea se ha apreciado contra casi todo el mundo. El yen pierde frente al euro un 1,6%; el real brasileño, un 3,6%; la libra, un 4%; el peso mexicano, cerca de un 10% y el dólar... un 16,6%. El euro llegó a tocar el jueves los 1,4 dólares, máximo de ocho meses. Aunque luego ha retrocedido a 1,39, el pulso alcista permanece. "Estoy seguro de que el euro llegará a 1,5 dólares", advierte José Carlos Díez, el economista jefe de Intermoney.
La aspiración simultánea de tener la divisa más débil puede agravar la crisis mundial
En esta coyuntura, China se está revelando no ya como una potencia económica de una sorprendente vitalidad -el FMI espera que crezca este año un 10,5%- sino como un actor de primera línea, capaz de decidir el curso de los acontecimientos. La petición que Bruselas ha hecho esta semana a Pekín para que permita una mayor revalorización de su moneda, se saldó con el rechazo tajante de las autoridades chinas. "China tiene muy claro que no quiere reeditar el modelo de Japón cuando después de aceptar un tipo de cambio del yen más fuerte tras el Acuerdo Plaza de 1985 acabó bajando los tipos de interés posteriormente, para compensar la fuerte apreciación de su divisa, y creando una burbuja con efectos que todavía perduran. Por mucho que se le presione a China, este país es consciente de que se juega su régimen en una gestión eficaz de su política económica y monetaria", advierte Daniel López de Argumedo, de Finangentes.
En resumen, la UE será un espectador secundario en una batalla crucial para el destino de la eurozona. "Ni Japón, ni Europa, ni Reino Unido tienen hoy por hoy fuerza en este juego. La batalla está entre EE UU y China", resume Manuel Cabeza, profesor de EAE Business School. Washington lleva mucho tiempo presionando a Pekín, pero no recibe a cambio mucho más que buenas palabras y gestos meramente cosméticos. En un año, el yuan se ha apreciado un 2,25% frente al dólar, si bien el grueso del movimiento ha tenido lugar en el último mes. La fuerza de la presión americana es limitada. El gigante asiático posee el 28,6% de las reservas mundiales en divisas. La mayoría de ellas están denominadas en dólares. Y no sólo eso, tiene depositados 846.000 millones (equivalente a más del 60% del PIB de España) en bonos del Tesoro americano, más que ningún otro país del mundo. "El ganador, hasta diciembre al menos, va a ser China. Lo que significa que en el tablero global, la fractura se produce en los más débiles, en este caso el euro, o sea que el dólar seguirá depreciado", concluye el profesor Cabeza.
¿Sobrevivirá la eurozona?
El euro está aún por debajo de los niveles a los comenzó el año (1,4321 dólares por unidad), lo que indica que la situación actual es teóricamente sostenible, a pesar de que la moneda está muy por encima de su tipo de cambio promedio, que es de 1,185 dólares. "El euro está en ascenso libre en estos momentos, desde un punto de vista técnico. Un tipo de cambio a este nivel supone una pérdida de competitividad muy importante, máxime cuando el comercio internacional se hace en dólares. Hay economías que salen muy perjudicadas. Un caso claro es Alemania", valora Miguel Ángel García, director de inversiones de Banca Patrimonial Banca March. Alemania es el segundo mayor exportador del mundo, con un valor de 1,12 billones de dólares, según la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El gran problema para la moneda es la rapidez con la que está teniendo lugar la carrera. Si bien aquí hay que matizar este avance es más acentuado contra el dólar que frente al resto. De hecho, el tipo de cambio efectivo, que mide la evolución del euro frente a sus 21 principales socios comerciales, se ha apreciado un 6% desde los mínimos de junio. Una apreciación del 5% equivale a una subida de tipos de 0,25 puntos básicos. Así que ya se pueden hacer cuentas de lo que ha sucedido en las últimas semanas.
El foco de atención del mercado está en EE UU. "La debilidad del dólar se ha acentuado porque se espera que en los próximos meses, la Fed el banco central americano compre activos financieros, especialmente deuda pública", explican en Ibercaja. "La Fed está yendo claramente por la ruta de expandir el balance comprando deuda y otros activos para inyectar liquidez al sistema, dado que la recuperación está siendo mucho más débil respecto al empleo y la inflación. Al mismo tiempo, la liquidez está siendo retirada del mercado en la eurozona", explica Clive Dennis, responsable de divisas en Schroders. La conclusión de este experto es clara: "Sí, podemos ver el euro a 1,5 dólares antes de que acabe el año".
El déficit público de EE UU llegará este año a un alarmante 10,6%, según la proyección del Gobierno. La deuda pública equivale al 63% del PIB, pero estos datos no incluyen a las agencias federales, ni a los 50 Estados del país. A esto hay que sumar el déficit por cuenta corriente. "Es imposible que EE UU no sufra tensión", vaticina José Carlos Díez.
El presidente Barack Obama afronta el próximo 2 de noviembre unas elecciones decisivas, en las que se renovará íntegramente la cámara de representantes y parcialmente el Senado. Todos los sondeos apuntan a una derrota contundente de los demócratas. El paro registrado permanece estancado en el 9,6%, como en el peor momento de la era Reagan. A la Casa Blanca le vendría muy bien un repunte de las exportaciones que anime la maltrecha economía. Alguien tiene que pagar y en China y Japón ya han dicho que no están por la labor. En Europa, la imposición de la ortodoxia germana le viene muy bien a EE UU. Pero todo tiene su contrapartida. "Un debilitamiento de la moneda como una estrategia competitiva puede ser útil a corto plazo, pero en general es una mala elección para los países, ya que genera grandes desequilibrios y deslocalizaciones de capital y recursos", advierte Pierre Lequeux, responsable de divisas en Aviva Investors.
En divisas hay algo que no se puede olvidar. Este mercado mueve a diario un volumen de 3,98 billones de dólares (equivalente a tres veces el PIB de España en un año). El número de participantes es tal que la trayectoria es impredecible. "El mercado puede ser irracional y actuar con mucha fuerza durante mucho tiempo", advierte un experto. El 15 de julio de 2008, el euro llegó a cotizar a 1,6038 dólares, máximo histórico. Dos años después, la primavera pasada, se especuló con su desintegración y la cotización estaba en caída libre. Hoy, el mercado está presionando con intensidad hacia arriba. Pero mañana será otra historia.
¿QUé está haciendo cada potencia?
EE UU. En cabeza de las medidas expansivas. El mercado ya da por hecho que habrá una segunda ronda de medidas de expansión cuantitativa por parte de la Fed, lo que significa más dinero en circulación. El banco central ha estado a la vanguardia de las medidas cuantitativas, llevando los tipos rápidamente al rango del 0% al 0,25% y aprobando medidas adicionales de liquidez.Eurozona. 63.500 en la adquisición de bonos. La autoridad central de la zona euro mantiene su política ortodoxa y no quiere bajar los tipos más allá del 1%. El BCE, eso sí, ha tomado medidas poco convencionales, entre ellas, emplear 63.500 millones de euros en la adquisición de deuda pública para estabilizar el mercado, un plan que sigue vigente en la actualidad.Japón. Tipos al 0% y compra de activos. El Banco Central de Japón anunció el pasado martes que mantendrá los tipos de interés entre el 0% y el 0,1%, regresando a la política de tipos cero que imperó entre 2001 y 2006. La entidad compra activos por valor 35 billones de yenes (unos 30.600 millones de euros). El Gobierno inyectará 44.000 millones en la economía.China. Fuerte control de la moneda. Las presiones para que China deje flotar libremente su moneda crecen cada día. Sin embargo, el Gobierno y el banco central han hecho oídos sordos, temerosos de que un rápido encarecimiento del yuan hunda la exportación. La moneda se ha apreciado un 19,4% desde que comenzó la liberalización del tipo de cambio en julio de 2005.
Las cifras
1,55 dólares por euro a 12 meses vista es el nuevo tipo de cambio previsto por Goldman Sachs en su último informe sobre divisas.3,9% es la proyección que Goldman Sachs espera, sin embargo, para el tipo efectivo del euro (la cesta de las principales monedas), un punto porcentual menos que la subida proyectada en el cruce con el dólar. La razón es que las otras divisas permanecen estables.85% de las transacciones entre divisas que se realizan en el mundo está participada por el dólar, según el Banco de Basilea. El euro lo hace en el 39%.1,185 dólares por euro es el promedio del tipo de cambio registrado desde que el euro empezó a cotizar en 1999.