Ayudas públicas y liquidez en Europa
EE UU ha dado prácticamente por culminada la reforma de su sistema financiero, incluso con ligeras plusvalías para su fondo de rescate. Pero Europa sigue pensándoselo, con la tradicional parsimonia del Viejo Continente y la consiguiente incertidumbre sobre la solvencia de las entidades y su reflejo en la dosificación del crédito, que ha pasado a convertirse en el primer obstáculo para la recuperación de la economía. El comisario de Competencia, Joaquín Almunia, aseguró ayer en el Parlamento Europeo que las ayudas se prorrogarán un año más, hasta 2012, para dar oxígeno a las entidades ante la dificultad de financiación.
Tales dificultades permanecerán en los mercados interbancarios mientras exista entre los distintos bancos centrales una desconfianza basada en los niveles de solvencia de cada uno. La publicación de pruebas de resistencia de los bancos en Europa no ha logrado despejar las dudas por los estándares diferentes de exigencia de cada país. El BCE y sus socios de toda la zona euro deben hacer más esfuerzos para precipitar, de una vez, la recapitalización de las entidades tambaleantes, y abandonar su protagonismo como garantes últimos de liquidez. Mientras no lo hagan no hay garantía de pleno funcionamiento del sistema financiero, y no desterrarán la competencia desleal que las ayudas públicas han generado.