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Columna
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Esperando la solución de Anglo

Los inversores necesitan desesperadamente conocer la factura final por Anglo Irish Bank (AIB). El Gobierno irlandés ha calculado cómo reducirá su participación en el banco, que ha supuesto ya para los contribuyentes 23.000 millones de euros. Pero debe aclarar cuánto tiempo le llevará y cuánto costará. Con la deuda soberana en máximos, el Gobierno no puede perder tiempo.

Las autoridades han decidido transferir los peores créditos de AIB a una entidad nueva por la mitad de su valor nominal. Y planean trocear lo que queda. Los créditos malos se aparcarán en el denominado Asset Recovery Bank, que cancelará los pasivos de AIB en los próximos 15 años. Los 23.000 millones en depósitos se ubicarán en otro banco cerrado que solo invertirá en deuda del Estado.

Debido a que en la práctica, los pasivos del banco ya pertenecen a los contribuyentes irlandeses, los detalles de cómo será disuelto el banco son secundarios y lo importante es cuánto costará la debacle. S&P calcula que soportar todos los bancos del país alcanzará los 90.000 millones de euros, un 58% del PIB. Una cifra que ha elevado el spreads de la deuda irlandesa 380 puntos básicos respecto a los bonos alemanes. No queda pues mucho margen para que empeoren las cosas en AIB.

Una tabla de salvamento, que gana adeptos, es que el Gobierno comparta el coste con los poseedores de la deuda sénior de la entidad. Reduciría la carga sobre los contribuyentes y castigaría a aquellos que apoyaron a este banco defectuoso. Sin embargo, lo ha descartado pues afectaría a los mismos inversores internacionales que el Gobierno pretende calmar.

Lo mejor que puede hacer es desvelar el coste de la factura lo antes posible. Los gestores de la entidad calculan que supondrá unos 25.000 millones, aunque S&P lo eleva hasta 35.000 millones. Mucho, en cualquier caso. Pero ante la montaña de deuda pública irlandesa, no hay nada peor que mantener la incertidumbre.

George Hay

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