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Columna
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Todo bien, por ahora

El que mejor ha definido la disyuntiva en que se encuentran algunos Gobiernos ha sido el FMI. Por un lado, les apremia para diseñar, e iniciar en algunos casos, la estrategia para corregir el desequilibrio de las finanzas públicas. Por otro, pide que esta estrategia no amenace la recuperación de la economía. ¿Dos objetivos incompatibles? Claro, está pensando especialmente en el Gobierno norteamericano.

El presidente Obama se enfrenta a las elecciones de mitad de su mandato en un mal momento económico: la economía norteamericana sigue creciendo, pero su ritmo de aumento es incapaz de generar empleo. Mejor, crea empleo privado pero no lo suficiente para reducir el paro. Es lo que vimos el viernes pasado con los datos del mercado de trabajo de agosto, tan celebrados por los mercados. Pero, ¿había algo que celebrar? Bueno "al menos no fueron tan malos". La creación de empleo se modera desde los más de 80 millones de empleos en los primeros meses hasta los 60 millones ahora. La tasa de desempleo comienza a subir, en un proceso que podría llevarla por encima del 9,8 % antes de fin de año. Al menos los salarios siguen contenidos, aunque esto simplemente pone encima de la mesa el riesgo de una inflación demasiado baja en los próximos meses. Tan negativa es una elevada, como una inflación mínima. Pero ofrece margen de maniobra a la Fed para mantener su política monetaria actual. ¿Y aumentar su carácter expansivo? Me temo que no están pensando en esto.

En los últimos días hemos escuchado la valoración de varios miembros de la Fed del escenario actual (el miércoles conoceremos el Libro Beige). En todos los casos repiten que la recuperación continúa, pero a un ritmo indeseablemente lento. Advierten que el principal problema de la economía es el débil mercado de trabajo, pero que la política monetaria poco más puede hacer. Algún consejero también amplía su preocupación a la vivienda. En niveles de actividad, construcción y demanda, tan bajos que sólo pueden recuperarse. Aunque esto también se pensaba hace unos meses. Al menos los precios han comenzado a subir, aunque de forma reciente también se observa una cierta moderación en el ritmo de aumento. Sí, la política monetaria sólo puede mantener su sesgo actual, en todo caso favorecer bajos tipos de interés de la deuda convirtiendo vencimientos de papel hipotecario en su cartera en nuevas compras de treasuries. De esta forma le corresponde a la política fiscal tomar la iniciativa. ¿Es lo que hará la Casa Blanca con el próximo anuncio de nuevas medidas expansivas? Recorte de impuestos, aumento de inversión pública y nuevas ayudas a las pymes. Lo que no está claro es si aumenta el carácter expansivo de la política fiscal o son medidas que compensan otras restrictivas con un saldo final nulo. Pero, ¿tiene importancia? Una importante agencia de rating afirmaba antes del verano que la máxima calificación de la deuda norteamericana está garantizada, aunque ahora con mayores dudas que en el pasado. El resto, los tipos de interés de financiación son negativos en tasas reales en la mayor parte de la curva. Esta semana tendremos varias subastas de deuda, donde no esperamos ningún problema en la colocación.

Los mercados viven de expectativas. Y pueden descontar que las nuevas medidas expansivas servirán, en esta ocasión sí, para lograr una recuperación sostenible. Excusa a posteriori, partiendo de que el detonante de las subidas el 1 de septiembre fue el mismo que impulsó a los mercados a finales de julio: cierre de posiciones cortas y escaso volumen. Pero la recuperación de las Bolsas, con tipos de interés bajos en la deuda, es el mejor escaparate en que pueden observarse los Gobiernos. Además, la inflación de activos es consecuencia y detonante de la mejora económica. Un consejero de la Fed también afirmaba que la única razón que puede llevar a tomar nuevas medidas expansivas en política monetaria es el riesgo de deflación. La renovada recuperación de las Bolsas, si se mantiene, puede ayudar a conjurar este riesgo.

Como ven, todo parece encauzado. Pero, ¿de verdad lo está? ¿Por qué no contratan las compañías norteamericanas? Han enfrentado el aumento de la actividad con aumento de las horas trabajadas pero no con mayor empleo. Mientras valoran que hacer con el fuerte aumento del ahorro, preferible comprar (competidores, sus propias acciones) que invertir. Los consumidores apenas han ajustado su elevado endeudamiento. Es una tarea aún pendiente. Empresas y familias miran con desconfianza el futuro de la fiscalidad. Los inversores retail deshacen posiciones en Bolsa frente a la segura renta fija. Los precios de los mercados se recuperan, pero no así la liquidez.

Seguiremos hablando de todo esto en los próximos meses.

José Luis Martínez. Estratega de Citi en España

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