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A fondo

Unos test transparentes pero permisivos

Los expertos destacan el rigor aplicado en el examen de la banca española.

Luces y sombras se extraen de la publicación de los test de estrés a la banca. El ejercicio de transparencia que ha supuesto conocer la situación interna de cada entidad examinada es lo más aplaudido. La foto final, sin sorprender en exceso, elimina incertidumbres. Concluye que el sistema está bien capitalizado y que a día de hoy no existe un problema de solvencia. Un resultado que ha sido bien recibido por los mercados al resaltar que los temores recientes resultaban excesivos. Las críticas radican en la metodología utilizada en la prueba, considerada demasiado laxa para predecir con veracidad las necesidades reales en una situación adversa.

"El test se quedó corto en varios aspectos pero sin embargo valoramos el resultado positivamente. La transparencia que esperábamos se ha materializado. Los inversores cuentan ahora con información detallada de las posiciones de deuda soberana en cada país y saben dónde está radicada", explican desde Barclays, firma que también encuentra pegas. "No creemos que han sido unos test lo suficientemente exigentes. Estimábamos unas pérdidas potenciales de 80.000 millones y el agujero ha quedado en 3.500, bordeando lo absurdo".

La manera de valorar la deuda soberana en manos de las entidades financieras es una de las principales pegas resaltadas por los expertos, uno de los motivos que explica que tan sólo siete entidades suspendieran la prueba. El test sólo examina el riesgo de la cartera de negociación de los bancos -la que contiene activos que compran y venden en el mercado-, muy inferior a la deuda estatal que las entidades mantienen en sus balances a vencimiento.

Citi considera el uso de la cartera de negociación como una de las debilidades de la prueba pero resalta que el Comité Europeo de Supervisores Bancarios (CEBS en sus siglas en inglés) "navega alrededor de este problema" ofreciendo suficiente información sobre los bonos gubernamentales en manos de cada banco, lo que permite a cada inversor realizar su propio análisis. Citi, de hecho, ha realizado un test asumiendo pérdidas en las cartera de deuda a vencimiento y concluye que 24 y de los 91 bancos examinados no aprobarían la prueba al quedarse con un Tier 1 inferior al 6%. Las necesidades de financiación alcanzarían entonces los 15.000 millones y no 3.500 millones.

El uso del Tier 1 como baremo para medir la solvencia, ratio que incluye el capital más las participaciones preferentes, en vez del core Tier 1, indicador considerado más puro al contabilizar simplemente el capital más las reservas, es otra de las críticas más extendidas. La decisión de establecer el límite en el 6% también se ha considerado excesivamente permisivo. "Es cierto que el límite legal es el 4% y un 6% se considera bien capitalizado pero el mercado tiene a exigir esas cifras para el core capital", explica Marc Batlle, consejero de Elcano Sicav. Citi, de hecho, comenta que se hubiera utilizado el core capital como baremo la prueba hubiera reflejado un déficit de capital de 63.000 millones.

La valoración de los riesgos operativos del sector financiero en la prueba es otro aspecto que también suscita críticas. "No hay datos específicos sobre los riesgos operativos, la pérdida potencial de la evolución de negocio", comenta Félix González, de la EAFI Capitalia Familiar.

Los diferentes parámetros utilizados en unos países respecto a otros es otra de las críticas más repetidas. La prueba analizó sólo el 65% del sistema en Europa, lo que deja a muchas entidades fuera.

España, sin embargo, saca nota en este aspecto por el número de entidades analizadas y la rigurosidad de la prueba. El Banco de España examinó al 95% del sistema financiero español y utilizó supuestos agresivos. Asume una contracción económica adicional del 2,6% hasta 2011. Y sobre ese escenario aplica una caída del precio de la vivienda terminada del 28%, de las viviendas sin finalizar del 45% y del suelo del 61%. Supuestos que cifran el hipotético deterioro de los activos en 207.473 millones. La fuerte caída de la prima de riesgo de España y el rebote de la banca indican que el mercado agradece el ejercicio de transparencia.

"La relajación de los tipos en el interbancario será la prueba para ver si los propios bancos confían en la metodología utilizada", dice González. En unos meses se conocerá el veredicto.

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