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Entorno. Tecnología

Convertir cualquier desecho en energía en un solo paso

Una miniincineradora para empresas sustituye el arrojar residuos al vertedero por la autogeneración de electricidad

Una poda, muebles, aceite usado, plásticos, lodos, gomas o pinturas. Cualquier residuo de un centro de producción se puede convertir en energía. Es lo que propone la firma española Waste to Energy gracias a pequeñas incineradoras destinadas a ser instaladas en las propias empresas. Una forma de aprovechar los desechos y además ingresar dinero por la venta de electricidad.

El corazón del invento es un "oxidador catalítico", lo denomina Víctor de Ávila, consejero delegado de la compañía, que se puede adaptar a casi cualquier residuo con poder calórico. Esta patente -desarrollada conjuntamente por la empresa en Japón (donde surgió la invención), México y España- puede generar de dos a seis megavatios por hora de electricidad, similar a lo que consume una ciudad de 8.500 personas. Está pensada para que las empresas que producen desechos la incorporen dentro de sus propias instalaciones sin tener que enviar los despojos a cientos de kilómetros.

Para el año 2016, numerosas compañías se plantearán "qué hacer con los residuos", recuerda De Ávila, ya que los vertidos quedarán limitados por la Unión Europea. "Hay una presión social y una presión legislativa para reducirlos", añade. De los 250 millones de toneladas de desechos que España genera, vierte el 60%, el 12% los recicla, y sólo el 10% los quema para producción de energía, según datos de Eurostat de 2009. Pero, además, arrojar al vertedero estos restos puede conllevar un coste de 30 a 90 euros por tonelada.

La empresa quiere alejarse de la idea de las grandes incineradoras, que suelen contar con el rechazo vecinal

A estas razones para aprovechar mejor los despojos, desde esta consultora se quiere añadir razones estratégicas. "El 85% de la energía de España se importa. Hay que buscar fórmulas para romper el ciclo de la dependencia respecto a otros países", cree este directivo. "La energía limpia aquí está en pañales y los residuos suponen una oportunidad, ya que hay grandes cantidades de desperdicios que se tiran a los vertederos", añade.

Las empresas o explotaciones agrícolas y ganaderas que se decidan a aprovechar sus propios sobrantes deben saber que la inversión les costaría entre 2,7 millones de euros el megavatio para residuos industriales a 3,3 millones en el caso de biomasa, aunque el coste es muy variable ya que se adapta a cada tipo de residuo. Según Waste to Energy, la inversión se recupera entre tres y siete años.

Los ingresos de la instalación provienen de la venta de energía eléctrica, de la térmica y del aprovechamiento del vapor para procesos industriales. Además, las cenizas restantes (alrededor de un 5% del combustible) se pueden ceder como relleno para carreteras o abono, además del ahorro que supone la gestión externa de residuos y los desplazamientos a vertederos.

Desde la consultora se explica que ya cuentan con nueve proyectos en marcha, aunque cifran otros 30 más para el futuro próximo. Sus clientes potenciales podrían ser, comentan, ayuntamientos (aunque por las recientes restricciones presupuestarias los descartan), empresas industriales y de reciclado, así como explotaciones agrícolas y aserraderos.

De Ávila reconoce que el desconocimiento de los munícipes retrasa la instalación de estas calderas (hasta seis o nueve meses puede durar el periodo de exposición pública por razones ambientales) por lo que han invitado a alcaldes a explicarles en qué consisten los proyectos.

Quieren alejarse, también, de la idea de grandes incineradoras (hasta las que se debe transportar los vertidos, que también necesitan de grandes inversiones y que suelen contar con el rechazo vecinal). "Por la chimenea no se ve nada", asegura el consejero delegado ante la pregunta de la potencial contaminación y quejas de ciudadanos y organizaciones ecologistas. "No hay humos. Como mucho lo que se ve es vapor de agua".

Laboratorio de soluciones a la carta en Puertollano

Esta empresa ultima su planta de producción de oxidadores catalíticos en Puertollano (Ciudad Real). La idea es fabricar allí cada solución energética que le pidan sus clientes. Para eso, antes, los potenciales compradores deben llevar una muestra de los residuos que producen. En Puertollano se valora qué tratamiento deben llevar antes de ser quemados y se calcula el resultado en megavatios de cada uno de ellos. Por eso, en la fábrica se amontonan muestras de residuos que pueden ir desde biomasa, paja o neumáticos hasta asientos de coches y gomas.En México cuentan con una firma hermana anterior, pero los socios vieron una oportunidad para lanzar la patente japonesa en España. La compañía decidió instalarse en La Mancha por las ayudas e incentivos recibidos, como el suelo industrial prácticamente gratuito a cambio de crear empleo (ya cuentan con 20 trabajadores en España).En 2009, Credit Suisse entró en el accionariado de la sociedad. Para los próximos días esperan cerrar un acuerdo de ampliación de capital por valor de nueve millones de euros, donde se incluirán inversiones de firmas de capital riesgo.

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