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Coyuntura económica

La ralentización de EE UU amenaza la recuperación global

Ventas minoristas y las viviendas iniciadas son los últimos indicadores que confirman la desaceleración de Estados Unidos, constatada por la Reserva Federal. Un frenazo de dos puntos en su PIB implicaría más de medio en el conjunto del planeta.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, reconoció ayer ante el Senado de EE UU que los indicadores más recientes avalan la tesis de que la mayor economía del planeta está frenando, si bien moderadamente, su recuperación. Bernanke destacó que las expectativas económicas son "inusualmente inciertas". Aun así, aseguró que la Reserva Federal está "preparada para tomar las medidas que sean necesarias" para asentar la recuperación en un "contexto de estabilidad de precios".

El organismo presidido por Bernanke recortó la semana pasada su previsión de crecimiento en dos décimas para este año, hasta una horquilla del 3% al 3,5%. Un escenario optimista pues, según un reciente sondeo, sólo un 20% de los empresarios del país cree que el PIB aumentará más del 3%.

Pero también los centros de análisis privados empiezan a revisar a la baja sus previsiones para el segundo trimestre, haciéndose eco del aumento de las importaciones y el menor consumo de los hogares. Es el caso de JP Morgan, UBS o Goldman Sachs. La agencia de calificación ha recortado en un punto el alza del PIB entre abril y junio, hasta el 2%. Más aún: a la vista de que los grandes problemas coyunturales (sequía del crédito, escasez de contrataciones, vivienda sin vender y restricciones presupuestarias) parecen lejos de remitir, también ha limitado el avance del segundo semestre al 1,5%. El premio Nobel de Economía Paul Krugman cree que ese crecimiento supondría un aumento adicional del desempleo y de la capacidad productiva sin utilizar, lo que, a efectos prácticos, "sería asimilable a una recaída en la recesión".

Varias estadísticas recientes apuntan en esa dirección: las viviendas iniciadas cayeron en junio un 5% respecto al mes anterior, en el que expiraron los créditos fiscales para los compradores. De forma similar, las ventas minoristas retrocedieron un 0,5% respecto a mayo y un 4,8% en tasa anual.

Entre los principales indicadores económicos, hay otros dos que se resisten a señalar la recuperación: la tasa de paro, instalada en valores superiores al 9% de la población activa, y el crédito al consumidor, que se resiente de aquella y todavía cae a tasas interanuales del 4% (lo que no augura mejores noticias en las ventas al por menor).

Repercusión global

La previsible ralentización del PIB estadounidense tendría serias repercusiones sobre la recuperación mundial, ya lastrada por el estancamiento europeo: según los datos del Fondo Monetario Internacional, la actividad económica estadounidense alcanzó los 14,26 billones de dólares, lo que equivale a la cuarta parte del PIB planetario. Eso significa que, si la economía de EE UU creciese dos puntos menos de lo previsto, la actividad global se resentiría en medio punto solo de forma directa, a lo que habría que unir los evidentes impactos derivados por la vía de un menor comercio mundial. Bernanke insiste en enviar un mensaje de calma, pero las dudas se ciernen sobre el gigante americano.

La reforma financiera como temor adicional

El presidente estadounidense, Barack Obama, rubricó ayer la segunda gran reforma de su mandato: la del sistema financiero, destacando que "el pueblo americano nunca más tendrá que pagar la factura por los errores de Wall Street". Se trata de una amalgama de normas orientadas a reforzar la autoridad de la Fed, fijar sistemas de alerta temprana, separar los negocios más arriesgados de los bancos y liquidar de forma ordenada las entidades problemáticas. El acuerdo ha sido calificado como de mínimos entre los sectores más liberales (izquierdistas) del Partido Demócrata, pero los republicanos (que podrían recuperar la mayoría en noviembre y bloquear cualquier política keynesiana) advierten del impacto que la regulación puede tener sobre la tímida circulación del crédito. A cambio de prevenir crisis futuras, podría retrasarse la salida de la actual.

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