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Columna
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Coste y beneficio de la reforma bancaria

El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, en sus siglas en inglés) ha enseñado sus cartas. El grupo de presión de los grandes bancos cree que los planes de los reguladores para fortalecer el capital y la liquidez podrían recortar el PIB real en Japón, la eurozona y EE UU en más de un 3% para 2015. Es la clase de advertencia que hará que los líderes que se están preparando para la reunión del G-20 de finales de mes en Toronto tomen nota.

La lógica del IIF funciona así: cumplir todas las reformas de Basilea, así como un nuevo impuesto a los bancos, recortaría 700.000 millones de dólares de los balances y reduciría el beneficio por acción de los bancos europeos hasta casi el 5%. Esto es demasiado poco para que los bancos puedan atraer capital privado. Por eso los cambios tendrían que aplicarse gradualmente, o los bancos tendrían que ganar más dinero. El único modo de conseguir esto último sería potenciar los ingresos -el IIF sugiere un beneficio por acción mínimo del 10% en la eurozona- mediante un incremento de lo que los consumidores pagan por los créditos. Esto reduciría la demanda, lo que a su vez bajaría el PIB. El IIF calcula que para 2015 el PIB real en la zona euro sería un 4,3% más bajo que sin las medidas.

Puede que las conclusiones del IIF no sean absolutas. El estudio admite que hacer más seguro el sistema financiero podría tener ventajas. Debería reducir los costes de financiación de los bancos y animar a los inversores a aceptar beneficios más bajos.

Si la regulación va a contraer la economía mundial, los bancos deberían responder pagando menos a su personal. Sin embargo, los cálculos del IIF dan por sentado que los costes de los bancos que no corresponden a intereses, la mayoría de los cuales son remuneraciones, caerán menos de un 5% en los próximos años. La previsión parece muy conservadora. Si los bancos de la eurozona reducen en torno a un 25% los 354.000 millones de euros de costes que no corresponden a intereses previstos para 2010, el rendimiento por acción aumentaría del 6% al 10%.

El IIF tiene derecho a resistirse a cambios que podrían impedir el flujo de capital privado hacia la industria y truncar la recuperación económica. Sin embargo, si sus miembros quieren ganar más dinero para sus accionistas, deberían estar dispuestos a renunciar a parte de sus beneficios.

Por George Hay

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