Los pecados capitales de un perito arbitral
Fernández-Armesto alerta de que ser irracional, hostil y muy técnico perjudica la causa.
Ser perito en procedimientos arbitrales requiere cumplir la regla de las tres C, según Juan Fernández-Armesto, ex presidente de la CNMV y actual socio de Armesto & Asociados: "Comunicación para facilitar la información técnica, comprobación de los datos y convicción para ayudar al tribunal".
Por el contrario, los mayores pecados que puede cometer un perito es ser irracional y defender lo indefendible, actuar con hostilidad ante cualquier pregunta de la parte que no le ha designado y ser un perito abogado, lleno de tecnicismos.
En la jornada Los informes periciales en los procedimientos arbitrales, organizada ayer por Ernst & Young, Jesús Remón, socio responsable de Procesal de Uría Menéndez, destacó la importancia de la contundencia en los informes. "Deben tener conclusiones claras y precisas que estén respaldadas por datos objetivos, pero además se debe ofrecer una información adaptada a la formación del tribunal".
En España pocos son los procedimientos arbitrales en los que el tribunal designa un único perito porque requiere más tiempo y dinero. Cada parte suele designar su propio perito. El árbitro Bernardo Cremades aportó una alternativa: "Las partes proponen un perito, los nombra y paga el tribunal, y la comunicación resulta transparente", algo que ha funcionado bien en Alemania.