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Columna
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Financiación estructurada al rescate

El nuevo paquete de rescate de 440.000 millones de euros de la UE está basado en técnicas que alimentaron el auge de la financiación estructurada. Esto hará que los préstamos lleguen a los prestamistas con dificultades, empaquetados en una sociedad instrumental (SPV en sus siglas en inglés), que recibirá la calificación AAA. Los inversores deberían estar seguros de tratar su SPV con más cautela que la que tuvieron con sus predecesores tóxicos.

Los políticos de la eurozona no verán con buenos ojos la comparación con las obligaciones de deuda colateralizada, que alimentaron el boom del crédito y ayudaron a causar la crisis. Los SPV de la eurozona tienen un propósito más benigno. Se emitirán bonos, garantizados por los miembros, y se usarán para crear préstamos para los países con dificultades. Cada país contribuirá con garantías en proporción a su participación en el BCE.

Pero los SPV de la eurozona se basan en técnicas similares a los de los CDO para hacer atractivos los activos de mala calidad. La primera es la diversificación. Difundiendo el riesgo de default entre los miembros de la eurozona, la European Financial Stability Facility (EFSF) debería ser capaz de pedir prestado a una tasa más barata que los países más débiles podrían tener por sí solos. Sin embargo, esto no será suficiente para garantizar la calificación AAA que los SPV necesitan para garantizar tasas bajas. El riesgo es que los países más débiles podrían no ser capaces de hacer valer sus garantías.

Esa es la razón por la que los legisladores han acordado que cada país garantice un quinto más de su parte. De esta manera, 440.000 millones de deuda estarán respaldados por garantías por valor de 528.000 millones. Eso creará un amortiguador en caso de que un país se quede en el camino. En la jerga de la titulación, el SVP será sobrecolateralizado.

Existe el riesgo de que incluso los países solventes se nieguen a cumplir con sus compromisos. Las garantías tendrán vigencia una vez que los parlamentos de los miembros de la eurozona aprueben el plan de rescate.

En segundo lugar, la calidad de los bonos del SPV sólo es tan buena como la solvencia combinada de sus garantes. Una rebaja de la calificación de Grecia, tendría poco efecto. Pero, si Francia perdiera su calificación AAA, sería más difícil para el SPV mantener la suya propia. Si los inversores aprendieron las lecciones del boom CDO deberían asegurarse de que hacen un buen negocio.

Neil Unmack

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