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Columna
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Paradoja a corto plazo

Bienvenidos al mundo de la política financiera francesa. François Baroin, ministro de Presupuesto, ha advertido la pasada semana que la situación de los ratings del país es "tensa". Los mercados apenas se han movido desde que la calificación triple A de Francia parece asegurada. Pero con una deuda que probablemente superará el 85% del PIB este año y un déficit presupuestario de más del 8% del PIB, Francia difícilmente puede permitirse el lujo de no hacer nada respecto a su situación fiscal.

Baroin puede haber pensado que simplemente estaba enviando un mensaje a sus colegas. Lo que quiso realmente decir con "tensa" era "fuerte".

El paso en falso de Baroin es una señal de la incómoda situación de Francia. La deuda se dispara, el déficit se hincha y el crecimiento se estanca. En más de 30 años, nunca ha equilibrado su presupuesto. El gasto gubernamental es más del 55% del PIB, el más alto de la UE, excepto la pequeña Dinamarca.

Ha habido promesas periódicas de tomar en serio el déficit, pero en su mayor parte dependen de contenciones en el futuro y previsiones de crecimiento optimistas. Francia sostiene que disfruta de los segundos costes de endeudamiento más bajos de la zona euro. Los diferenciales con los bonos alemanes se ciernen en torno a 30 puntos básicos.

Los inversores siguen confiando en el tamaño y profundidad de la economía francesa. Las necesidades brutas de endeudamiento para 2010 ascienden a 454.000 millones de euros, incluyendo los 205.000 millones de deuda a corto plazo -la más alta de la UE-.

El gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, ha criticado a las agencias de rating porque tardan demasiado en darse cuenta de los problemas. Puede que esté pensando en su país.

Pierre Briançon

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