La red da un aviso a Facebook
Testigo del poder de Facebook. Hace aproximadamente un mes, uno de los usuarios del sitio creó un foro de discusión llamado: ¡No, yo no pagaré 3,98 dólares al mes por usar Facebook a partir del 10 de julio de 2010! En unas pocas semanas, más de 825.000 personas se unieron a su página. El problema es que todo se basaba en una premisa falsa: Facebook no tiene intención de cobrar.
Esto ilustra perfectamente el llamado efecto de la red que es a la vez la mayor fortaleza de Facebook y su potencial talón de Aquiles. En su versión más positiva, el efecto de red funciona así: cuantas más personas se unen a Facebook, comparten su información y hacen amigos, más convincente es la proposición. Esto crea una barrera virtual de entrada en un negocio donde las barreras convencionales deberían, teóricamente, ser muy bajas.
Pero la campaña que recaba oposición a un ficticio plan de tarificación de Facebook muestra que el efecto de red puede cortar en ambos sentidos. La fuerza de las conexiones de Facebook -y la facilidad con la que los usuarios comparten información- sirve en realidad para amplificar sus muchos defectos. En ninguna parte se ha hecho tan evidente como en el ámbito de la privacidad.
De hecho, muchos de los usuarios no tenían ni idea de los recientes cambios en la configuración de privacidad que permite intercambiar datos personales con otros sitios distintos de Facebook. Pero casi instantáneamente, se produjeron actualizaciones de estado, se intercambiaron correos electrónicos, y noticias a través de la red, muchas expresando indignación y decepción con la decisión de la dirección de Facebook y del fundador Mark Zuckerberg. Otros enseñaron a sus amigos como cambiar la configuración para deshabilitar la nueva función.
Este clamor popular, hecho posible gracias a la red, es ahora una amenaza para el negocio. Tanto es así que Facebook ha tenido de nuevo que echar marcha atrás con sus cambios de privacidad, una medida que sin duda disminuirá los intentos de hacer dinero. Las alteraciones introducidas el miércoles pasado pueden atajar las recientes preocupaciones entre los fieles de Facebook -si no los miles que prometieron suicidarse digitalmente el 31 de mayo, según Quitfacebookday.com-
Pero gracias al efecto de la red, puede apostarse a que las imprecisas decisiones sobre la gestión de la información de los usuarios, un área en la que Facebook parece tener más de lo que le corresponde, le costará amigos.
Rob Cox