"La incertidumbre sobre la fiscalidad está generando tensión"
La posible alza de los impuestos para sociedades o activos financieros es una incógnita que, según Martín, añade algo más de tensión al mercado de banca privada.
Lleva sólo seis meses en la dirección de la división de finanzas personales de Bankinter, pero gran parte de la vida profesional de Adela Martín Ruiz se ha desarrollado en el área de la banca privada. La misión actual de esta licenciada en Ciencias Empresariales y MBA por el Instituto de Empresa es el asesoramiento de los clientes con más alto patrimonio, con unos tres millones de liquidez o seis millones, financiero y no financiero. Un colectivo que está formado en España por unas 25.000 a 30.000 personas.
¿El posible cambio de la fiscalidad para diversos productos o sociedades de inversión está agregando tensión a un mercado ya nervioso?
Hasta el momento, más allá de lo publicado en prensa, no hay información al respecto. En mi opinión, lo que añade tensión no es tanto una posible reforma, como la incertidumbre al respecto. Por parte de Bankinter, en momentos de incertidumbre en los mercados y ante un cambio en el panorama fiscal, nuestro compromiso es estar más cerca de los clientes y potenciar la labor de asesoramiento a través de soluciones personalizadas.
¿Hace esa situación que sea más atractivo buscar las fórmulas, según permite la normativa comunitaria, para invertir en el exterior?
Cualquier inversor debe contemplar sus inversiones conforme a su perfil de riesgo y a sus objetivos de inversión, una diversificación geográfica lo más amplia posible. Vivimos en un entorno cada vez más global, lo que nos permite capturar oportunidades allí donde estén. Nosotros contamos con acuerdos con las principales gestoras internacionales para cumplir con los objetivos de diversificación patrimonial y de inversión global de nuestros clientes.
¿Y se sienten además sus clientes alarmados por los vaivenes de las Bolsas y de la renta fija?
Lo que hemos notado es una vuelta a productos más normales, frente al proceso de sofisticación que estuvimos viviendo hasta 2007. Se pide más transparencia, aunque igualmente es verdad que creemos que se trata de una situación coyuntural, porque hay un aspecto básico que es el que refleja el binomio rentabilidad-riesgo. Si en un momento la rentabilidad que se obtiene no se considera adecuada es preciso asumir más riesgo.
¿Qué productos se demandan y se recomiendan en esta coyuntura?
Depende del perfil del cliente, de sus necesidades, si es más o menos conservador. Si bien la diversificación siempre es una clave importante. Por un lado, se demanda mucha liquidez a través de la renta fija a corto plazo. Y fondos de inversión y renta variable o tomando posiciones directas. Y, aunque como he señalado no se haya vuelto a la situación anterior a 2007, lo que sí hemos notado este año de nuevo es la entrada en fondos de más valor, como los bonos corporativos. O mixtos.
La rebaja del rating de España y el mal comportamiento de la Bolsa y otros activos pueden ser motivos adicionales para que sus clientes vuelvan más los ojos hacia los mercados internacionales...
Desde luego hay temores. Tenemos clientes que consideran que Estados Unidos va a salir de la crisis antes, y eso hace que tomen posiciones allí en dólares. También en mercados emergentes, pero asumiendo el riesgo divisa.
Aunque sea difícil porque depende mucho del perfil del inversor, ¿cuál sería una composición adecuada para la etapa actual de los mercados?
No hacemos carteras estándar. Hay inversores que tienen cero tolerancia al riesgo, aunque todos los productos lo tienen, ya sea riesgo Estado o riesgo entidad. Pero lo que es muy importante es el umbral del sueño: hay que estar invertidos en lo que permite dormir. Lo que pasa es que, a veces, se quiere más rentabilidad y se toman riesgos que luego no se quieren. Por eso es fundamental, cuando nos reunimos con los clientes, mostrarles todas las características de los productos.
Además es importante que si se asume riesgo, esa decisión no provoque que el inversor mire si sus activos bajan un punto o un punto y medio. Nuestra vocación como asesores es de medio plazo.
Y aunque también depende de la fiscalidad y de la situación patrimonial personal, tendría que tener una parte en liquidez, otra parte en renta fija, ya sea a través de fondos o de una cartera directa, y renta variable. Además, una parte de la inversión en algún tipo de gestión alternativa, porque no está correlacionada con los mercados.
En algunas ocasiones se señala que la banca privada o personal que tiene detrás un banco puede influir en los activos que aconseje...
No es nuestro caso. Nosotros operamos con una arquitectura abierta, con multifondos y multigestora. Tenemos fondos de Bankinter y de otras entidades. Se puede comprobar por la composición de las carteras.
"La Sicav es el mejor vehículo de inversión"
Las sociedades de inversión de capital variable (Sicav), instrumento utilizado por algunas de las personas y familias de renta más elevada para invertir, son, a juicio de la directiva de Bankinter, el mejor vehículo para preservar el patrimonio y después poder transmitirlo. "Estamos focalizados desde hace varios años en el negocio de Sicav, y queremos seguir estándolo. Para nosotros es un servicio en que hemos desarrollado un modelo, que creo que tiene y ha tenido éxito", destaca. Añade que su entidad tiene bajo gestión 240 Sicav, y que su voluntad es seguir creciendo en esa área. Cita, además, como cualidad añadida, que están vigiladas por el Banco de España y por la CNMV.Pero la pugna por la gestión de los patrimonios de los más ricos, sea o no a través de las Sicav, es compartida con muchas otras entidades nacionales y extranjeras, unidas o no a entidades bancarias. Pero los criterios no son los mismos en todas las entidades. Para la división de finanzas personales de Bankinter, un cliente debe contar con unos tres millones de euros de patrimonio líquido o seis millones de patrimonio total, financiero o no. Y dado que se trata de la parte más alta de la pirámide, el negocio potencial en España se reduce a unos 25.000 o 30.000 clientes, frente a los cerca de 300.000 cuantificados por otras entidades de banca privada, en las que el nivel de entrada es más bajo.Con todo y pese a los movimientos ya registrados en este área, Adela Martín Ruiz considera que no ha espacio para tantas sociedades. Tendrán que registrarse más cambios, porque en los últimos años el negocio se ha estrechado y no hay para todos.