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La opinión del experto

Educación superior para un empleo superior

Diego Sánchez de León reflexiona sobre la necesidad de que la universidad española cambie su modelo si quiere ayudar a que España acabe con su paro estructural. Para ello, es necesario un acuerdo social.

La educación superior que ofrecen las universidades y escuelas de negocios a través de los másteres tiene un reto: ser superior de verdad. Es evidente que consumen más tiempo y coste. Ahora bien, hay que asegurar que cumplen con los tres objetivos que los justifican:

¦bull; Proporcionar a los estudiantes una mejor oportunidad laboral.

¦bull; Adaptar a los profesionales con experiencia a las demandas cambiantes del mercado para continuar siendo relevantes.

¦bull; Suministrar recursos humanos a las empresas e instituciones con un mayor grado de ajuste a sus necesidades competitivas.

Nuestro sector educativo ha sido capaz de dar vida a escuelas de negocios que se encuentran entre las primeras del mundo. Algunas lecciones aprendidas han sido clarísimas:

¦bull; Filosofía empresarial.

¦bull; Exigencia a los alumnos, selección cuidada y disciplina.

¦bull; Especialización técnica.

¦bull; Enseñanza práctica, vinculación con el tejido empresarial e innovación.

¦bull; Atracción de alumnos e inserción laboral activa.

l Gestión eficaz de su prestigio internacional.

Si el conjunto de las universidades públicas y privadas aplicaran estas recetas, aunque sólo fuera a sus nuevos másteres, estaríamos en el camino de cumplir con la verdadera razón social de la educación: afectar positivamente al empleo y a la viabilidad de España como sociedad competitiva. Lógicamente, algo así exigiría cambios profundos. Por ejemplo, en el mapa y distribución geográfica de la oferta educativa en España, en la metodología de enseñanza y aprendizaje, en la política de subvenciones y financiación de la educación, en el prestigio, la meritocracia, la carrera y la propia profesión de los docentes.

Sin embargo, mejorar el resultado del proceso educativo para que se concrete en empleos de calidad no depende únicamente de las instituciones educativas. Los propios individuos, ya sean estudiantes o trabajadores, y las empresas tienen que poner de su parte. Y es por su propio interés. Los que estudian deben saber que compiten con estudiantes de todo el mundo y aplicar el esfuerzo, ambición y movilidad equivalentes. Las empresas deben sistemáticamente identificar sus áreas de futuro y anticipar la obsolescencia de sus conocimientos actuales. Porque el talento no se improvisa.

Estando ampliamente demostrada la correlación entre mayor educación y menor desempleo, la importancia de contar con un sistema educativo eficaz en España ante la actual situación de paro es capital. La función de los másteres como pieza clave para acercar y hasta solapar estudio y trabajo, para simular la problemática y retos del contexto laboral real para facilitar la inserción laboral, no ha sido nunca más necesaria.

Diego Sánchez de León. Socio de talento y organización de personas de Accenture

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