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Columna
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BP, un lío cada vez más grande

Los esfuerzos para centrar la atención mundial sobre su respuesta sin cuartel al derrame de petróleo del Golfo de México está disminuyendo. Las comparecencias en el Congreso de EE UU han planteado cuestiones peliagudas sobre la conducta del grupo petrolero británico antes de la trágica explosión en la plataforma el mes pasado. Mientras el pozo siga filtrando petróleo, seguirá siendo cuestionada la credibilidad del consejero delegado de BP, Tony Hayward.

Sería un error sacar conclusiones prematuras de tensas comparecencias con el desastre tan cercano, cuando ninguna investigación interna está cerca de concluirse.

Pero es indiscutible que ha sido sólo tras el accidente cuando BP ha percibido que las medidas de prevención para fugas en el pozo -el dispositivo de prueba de fallos que supuestamente provocó la fuga- habían sido modificadas. También sabemos ahora que el pozo no pasaba ciertas pruebas de funcionamiento en el día de la explosión.

BP sostuvo durante mucho tiempo que no era responsable del accidente porque la perforación de la plataforma petrolífera corría a cargo de un equipo de expertos en aguas profundas contratado externamente. Pero esa defensa se vería comprometida si se hiciera evidente que BP fue sancionada por perforar un pozo sabiendo que tenía problemas.

Además, eso proyecta una mala imagen sobre el esfuerzo realizado por BP si resulta que los ingenieros de la empresa no se dieron cuenta de que estaban trabajando con unas medidas de prevención para fugas en el pozo que había sido modificadas.

Tras haber tratado de argumentar que BP debería ser juzgado sólo por el esfuerzo de limpieza y su éxito en detener la fuga, Hayward se vería en grandes problemas si resulta que los procedimientos de BP estaban relacionados con el propio accidente. Después de todo, Hayward consiguió su puesto precisamente porque era visto como el candidato más idóneo para mejorar los pobres registros de seguridad de BP.

Hayward siempre ha dicho que el derrame se parará en un plazo de 90 días desde que BP empiece a perforar en otros pozos para aliviar la presión del principal. Eso significa comienzos de agosto. Más le vale cumplir esa promesa. De no hacerlo, cualquier otro podría acabar defendiendo a BP ante cualquier ataque que pueda surgir.

Por Christopher Hughes

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