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Columna
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Carnaval fiscal en Brasil

Entre las diferentes economías globales, el desempeño de Brasil es envidiable. Pero si hay algo por lo que deberían preocuparse los líderes del país es por la política fiscal, más que por la monetaria. El Banco Central aumentó los tipos de interés para luchar contra la inflación aunque el tipo de interés real es todavía alto. El real brasileño está cada vez más sobrevaluado, mientras que el Gobierno ha tenido un déficit presupuestario incluso durante el boom.

Desde 2003, la economía brasileña se ha beneficiado de una creciente demanda de materias primas con China, reemplazando el puesto de EE UU como su mayor socio comercial en 2009.

Sin embargo, a pesar del favorable clima económico, Brasil tiene todavía un déficit en la balanza de pagos así como un déficit presupuestario. La posición fiscal, de pagos y de deuda brasileña contrasta notablemente con Chile, que ha experimentado un superávit presupuestario mientras se mantenían altos los precios de las materias primas. Brasil ha tenido durante algunas décadas a un Gobierno gastando más que la mayor parte de los países de América Latina; actualmente el 41% del PIB, comparado con el 23% de Chile.

La política monetaria ha sido en los últimos tiempos conservadora. Sin embargo, Brasil se enfrenta ahora en octubre a unas elecciones, que pueden resultar en un cambio de la política económica del Gobierno. Ajustar la política fiscal, preferiblemente mediante un recorte del gasto, debería ser la nueva prioridad para el Gobierno. No será popular, pero producirá menores tipos de interés y unos resultados económicos generales mejores, ya sea prolongando el boom, o si los precios de las materias primas caen, amortiguando la recesión y previniendo la crisis.

M. Hutchinson

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