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Tribuna
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Consecuencias de una rebaja del rating soberano

La caída del rating soberano supone un empeoramiento de las condiciones crediticias que se hace extensible tanto a empresas y ciudadanos, lo cual y como podemos suponer lleva aparejado una serie de consecuencias nada beneficiosas, es más se podría dar hasta un efecto círculo vicioso si la caída del rating es muy fuerte y cae a bono basura.

Centrémonos primero en las consecuencias para el país. El primer efecto que se produce es un encarecimiento de la futura financiación, el país debe pagar más intereses para emitir deuda pública. Pagar más intereses por los préstamos, como cualquier persona puede comprender, no es precisamente un efecto deseado, pero es que además tiene un efecto lastre sobre las previsiones de crecimiento. Como sabemos, la deuda pública al igual que cualquier préstamo, económicamente hablando, es anticipar consumo futuro por consumo presente.

Por tanto, cuando en el futuro haya que devolver las cantidades prestadas más los intereses, nos podemos encontrar, o bien con un incremento de la carga fiscal subiendo impuestos, o bien, con una disminución de los gastos a los que el Gobierno de ese país debe hacer frente, o lo que también es posible y más normal, una mezcla de ambas.

Esta situación, como algún lector está pensando, se puede ver suavizada por efectos de inflaciones altas, pero daríamos dar entrada a un nuevo problema nada deseable. Además, al país le costará más convencer a los inversores de que suscriban sus títulos por el efecto psicológico que tiene (se tiende a pensar que cuando la calidad crediticia empeora la tendencia de la misma es a seguir empeorando).

Este encarecimiento de la financiación se extenderá al sector privado, pues familias y empresas compiten con su propio Gobierno para captar financiación (efecto expulsión). Este mayor endurecimiento sin duda tendrá transcendencia para las inversiones empresariales, endeudamientos familiares y, cómo no, en la propia creación o evolución del empleo. Pero dentro del sector privado es necesario contemplar y observar al sector financiero, el cual en sus carteras de inversiones poseerá importantes recursos invertidos; estas carteras, puestas a precios de mercado, llevarán a valoraciones más bajas, y por tanto, a un debilitamiento de los activos. Una dinámica peligrosa (encarecimiento de la financiación y activos menos sólidos) que puede repercutir en caída del rating de bancos y aseguradoras, con lo que tendríamos otro posible frente abierto.

En definitiva, las consecuencias para el país afectado es un encarecimiento de los intereses, mayor lastre a futuros sobre el crecimiento y más dificultad para financiarse. Este encarecimiento de deuda se extiende también al sector privado, aumentando las dificultades y el coste para su financiación. Y, por último, para el sector financiero y crediticio, además del encarecimiento de la financiación, debemos añadir una caída en la valoración de las inversiones mantenidas en cartera, lo que puede aparejar un recorte a su vez de los rating individuales, además de las caídas de los resultados.

Todos estos efectos pueden verse ampliados si la rebaja del rating es especialmente fuerte y sensible, es decir, que la calificación se sitúe a nivel de bono basura (por debajo de triple BBB). En este caso, los efectos se amplifican pues aumentará especialmente la dificultad para financiarse que en algunos casos ni siquiera podrá ser compensada mediante una fuerte subida de tipos de interés. Pongamos un ejemplo: un segmento especialmente propicio a la adquisición de deuda pública son los fondos de inversión de renta fija.

Estos fondos, tal y como recogen sus folletos, invierten mayoritariamente, sino es en exclusiva, en renta fija cuya calificación crediticia es BBB o superior, por tanto, en caso de que el rating del país caiga por debajo de esta calificación, se perdería una fuente de financiación especialmente importante. Pero es que además de convertirse en bonos basura, estas inversiones no serían descontables por parte de bancos y cajas de ahorro de cara a las intervenciones del banco central del país, poniendo en situación muy difícil al sector crediticio.

Miguel Ángel Bernal. Coordinador de Renta Fija del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB)

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